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marzo 12, 2014

Castigando a las víctimas: guía de la UE y la crisis para principiantes

Iturria: acordem.org – 2014/03/02

La eurocrisis le ha cambiado la cara a la Unión Europea. Tras la crisis se han puesto en marcha nuevas leyes y opacos mecanismos de gobernanza que aseguran austeridad para los ciudadanos y desregulación para los negocios. Pese a que un mercado financiero desregulado fue una de las causas clave de la crisis, es la población europea a la que se está castigando. Hoy en día, las mayores amenazas para la democracia, el bienestar y los derechos sociales en Europa son la troika y el nuevo sistema de “gobernanza económica” neoliberal que la UE está instaurando sin mucho debate público. Esta guía de las políticas de austeridad de la UE y el ataque a los derechos sociales para principiantes explica qué normas se han puesto ya en marcha y algunas de las que nos podemos esperar.

La crisis económica y financiera en Europa lleva golpeando fuertemente al continente desde hace más de cinco años. Cada vez hay más gente que pierde su puesto de trabajo, sufre desahucios, depende de bancos de alimentos o ya no puede permitirse tratamientos médicos. La crisis ha afectado a gente en toda Europa, pero ha sido especialmente dura con los países que se encuentran en la periferia sur de la Unión Europea, en sitios como España, Grecia y Portugal.

Lo que empezó como una crisis financiera en 2008 a causa de la especulación temeraria de los bancos llevó directamente a una segunda crisis en Europa, la eurocrisis. Pero al final, no fueron los bancos o los especuladores a los que se obligó a pagar las cuentas. Mientras se afirmaba que la crisis era consecuencia de un ostentoso gasto público o de la pereza de los trabajadores en los países más afectados, la élite económica y política de Europa recetaba una medicina que dañaría a millones de personas.

El resultado de esta medicina estaba claro desde el principio: se impusieron duras medidas de austeridad y se adoptaron políticas que atacaban a los derechos sociales, incluyendo las pensiones y las leyes laborales de toda Europa, en total armonía con la política neoliberal, que tiende a servir los intereses de las empresas, las finanzas y las élites.

Estas medidas se han impuesto de dos formas diferentes: primero, a través de la llamada “troika”, un triángulo de instituciones (la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional) que hasta ahora ha impuesto duras medidas neoliberales de austeridad en cuatro países. Y segundo, a través de una serie de nuevas leyes y medidas de la UE, presentadas bajo el título de “gobernanza económica”, que se han instaurado especialmente durante los últimos tres años.

Los resultados eran predecibles. La experiencia histórica muestra que las medidas de austeridad pueden llevar a una crisis incluso más profunda, y desde luego los problemas económicos de varios estados miembros parecen no tener fin. El desempleo ha alcanzado cifras astronómicas en muchos países (especialmente entre la población joven), los servicios sociales se están deteriorando y la pobreza y la desigualdad están creciendo.

Pese a todo ello, la Comisión Europea y el Consejo planean seguir desarrollando nuevas formas de consolidar estas mismas políticas. Esto es porque, básicamente, los grandes bancos y empresas de Europa, los cuales están prosperando gracias a estas políticas, tienen permiso para marcar la pauta de la respuesta de la UE a la crisis.

Muchos de estos acontecimientos son complejos, por lo que creemos que es necesario proporcionar una especie de “guía para principiantes” de la UE en crisis. En lo que sigue, revisaremos las siguientes cuestiones: ¿qué causó la crisis para que las instituciones europeas implementaran estas políticas neoliberales? ¿Qué se ha implementado hasta ahora? ¿Qué nuevas medidas tienen programadas?

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La crisis financiera

¿Exactamente cuáles son los orígenes de esta crisis que hicieron que las instituciones Europeas sintieran la necesidad de intervenir en primer lugar? Según la retórica de muchos gobiernos, así como de la Comisión Europea, fueron el alto gasto público, los altos gastos laborales o el rechazo a pagar impuestos los que causaron la crisis en ciertos países europeos.

En realidad, la crisis en Europa la inició una debacle financiera que empezó en EE. UU. en 2008 y se extendió rápidamente a Europa. Aquí, muchas economías ya se encontraban en un estado frágil, por lo que eran más propensas a sufrir cuando el sistema financiero mundial empezó a caer.

La quiebra del banco estadounidense Lehman Brothers se ha convertido en el emblema del inicio de la crisis en 2008. Este banco, como muchos, había estado concediendo deliberadamente grandes préstamos e hipotecas que era poco probable que sus clientes pudieran devolver, por los bajos requisitos necesarios para conseguirlos y una evaluación de riesgos muy descuidada. Esta burbuja inmobiliaria estalló cuando los bancos se dieron cuenta de que nunca recuperarían la mayoría de esos préstamos, lo que provocó un terremoto en el sistema financiero mundial. En septiembre del 2008, Lehman Brothers tuvo que pedir la suspensión de pagos y quedó claro que no podría volver a poner sus finanzas en orden. El banco quebró. Debido a la gran interconexión de los bancos en todo el mundo, Lehman puso en marcha un efecto dominó.

La confianza en el sector financiero cayó espectacularmente y los gobiernos sintieron la necesidad de impedir su quiebra rescatando aquellos bancos que se creía dañarían la economía gravemente si se permitiera que cayeran en bancarrota (“too big to fail”, demasiado grandes para caer). Estos rescates contribuyeron al enorme crecimiento de la deuda de los gobiernos, y por lo tanto los ciudadanos de esos países los están pagando indirectamente.

La eurocrisis

La crisis creó graves problemas a lo largo de Europa, pero algunos países sufrieron más que otros. Los problemas más serios surgieron en la Eurozona, especialmente en España, Grecia, Irlanda, Portugal e Italia.

¿Por qué?

Durante casi una década, se habían desarrollado lo que se conoce como desequilibrios macroeconómicos entre los diferentes países de Europa. Este tipo de desigualdades se pueden detectar por ejemplo consultando la balanza comercial de un país: algunos países como Alemania habían desarrollado un superávit comercial (en pocas palabras, esto significa que un país exporta más de lo que importa), mientras que otros países como España, Grecia y Portugal vieron cómo el déficit aumentaba en sus balanzas comerciales (la situación contraria, cuando las importaciones de un país exceden sus exportaciones).

El superávit de Alemania aumentó aún más con las políticas del gobierno alemán que bajaron los salarios en el país. Como consecuencia, las empresas alemanas podían competir en base a costes de producción muy bajos, lo que dañó la “competitividad” de los países que ya tenían un déficit comercial y eran incapaces de seguir el ritmo.

Si la moneda común que es el euro no hubiera existido, estos países podrían haber usado la devaluación (bajar el valor de la moneda de un país) como solución abaratando así sus productos, lo cual puede aumentar las exportaciones y reducir el déficit comercial. Sin embargo, tras la introducción del euro usar esta herramienta ya no era una opción, y los países con déficits comerciales se encontraron en una situación que desembocó en un aumento de la deuda.

La culpa era de los bancos

Sin embargo, en un principio esta deuda era principalmente de empresas y organizaciones privadas, no de las cuentas de los gobiernos. Pero después de rescatar a los bancos, los gobiernos tenían enormes cantidades de deuda pública. El balance actual muestra que los gobiernos de la UE gastaron 1,6 billones de euros en ayudas a los bancos, según la Comisión. Después de esto, efectivamente los países tenían un problema de deuda pública, pero era una consecuencia de la crisis, no la causa.

Antes de la crisis, en la UE se había alabado a países como España o Irlanda por sus políticas económicas, las cuales habían mantenido a ambos países estrictamente dentro de las normas de política fiscal de la UE. Además, se consideraba que Grecia iba “por el buen camino”. Pero con la crisis, el entusiasmo en los escalones más altos de la Unión Europea se desvaneció completamente.

Estos países se convirtieron en chivos expiatorios, y se aplicaron varias políticas de austeridad bajo la falsa suposición de que el problema era la deuda pública y los altos sueldos. Se tenía que reembolsar a los acreedores internacionales a toda costa, mientras se daba la espalda al sufrimiento del pueblo. Este enfoque de la crisis muestra que la élite europea se ha empeñado en explotar la crisis para propiciar sus propios planes, en vez de centrarse en las causas reales: la desregulación de los mercados financieros y los efectos del euro que causaron graves desequilibrios entre países, como hemos explicado.

Además, aquí hay algo más esencial en juego: la crisis es testigo de algunas de las características más importantes del capitalismo moderno. Pese a que la desigualdad de ingresos ha aumentado durante décadas, billones de dólares y euros se han vertido en la especulación financiera en mercados cada vez más desregulados, haciendo el sistema crónicamente frágil.

Ninguna reforma real en el sector financiero

El paso lógico a dar por los gobiernos europeos como respuesta a la crisis habría sido revisar el euro, abordar las desigualdades entre países, tomar acción sobre las instituciones financieras para detener o ralentizar el interminable flujo de dinero hacia la especulación irresponsable en los mercados financieros (la cual crea tal volatilidad e inestabilidad) y asegurarse de que ningún banco pueda ser tan grande como para necesitar un rescate que le impida destruir el sistema financiero entero si quiebra.

Por desgracia, esto no ha ocurrido: la política neoliberal dicta que no se debería poner casi ninguna restricción o norma al sector financiero que pueda impedir que la misma crisis ocurra de nuevo. Y fuerzas poderosas, como los representantes de los lobbies financieros, han rebajado con éxito las ambiciones por cambiar los mercados financieros. Las reformas que se han adoptado son poco sistemáticas, poco entusiastas y siempre ideadas de forma que ponen los intereses del sector financiero por encima de todo.

En su lugar, la Comisión Europea y el Consejo Europeo se han centrado en medidas reactivas (reglas y procedimientos sobre cómo actuar la próxima vez que quiebre un banco) en lugar de actuar contra la raíz del problema tomando medidas preventivas. Por ejemplo, las instituciones están ultimando detalles sobre una “unión bancaria” que resultará en un enfoque común para lidiar con los bancos en quiebra. Sin embargo, no han estado dispuestos a aprobar leyes que prevengan el fallo de los bancos en primer lugar.

En vez de regular el sector financiero que causó la crisis en primera instancia, los gobiernos están trasladando el peso de la crisis sobre los ciudadanos; en especial los pobres, los jóvenes y los desempleados.

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Los acuerdos letales de la troika

Una de las piezas clave a la hora de imponer reformas económicas a los ciudadanos en vez de regular las causas reales de la crisis es la troika. La troika (originalmente el término ruso para un carruaje de tres ruedas) está formada por tres instituciones: la Comisión Europea (CE) el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI).

La troika supervisa aquellos países con graves problemas económicos que reciben préstamos financieros de la UE y el FMI. El objetivo de estos préstamos no es tanto contribuir a la recuperación de las economías de esos países como asegurar que se devolverá el dinero a los prestamistas. A cambio de los préstamos, la troika exige reformas económicas durísimas y planes de austeridad. Privatizaciones, sueldos más bajos, despidos de funcionarios, recortes de pensiones y un descenso en el gasto social son solo algunas de las condiciones del acuerdo.

Estas medidas y reformas, las condiciones que los países tienen que cumplir para seguir recibiendo dinero, se establecen en una especie de contrato llamado memorándum de entendimiento (MOU por sus siglas en inglés). La troika organiza misiones de evaluación en las que visita aquellos países con los que tiene un MOU; si concluye que un país no ha hecho suficiente a cambio del préstamo, puede decidir posponer el pago del siguiente tramo. Así pues, la troika tiene una enorme influencia sobre la política económica y financiera nacional de los países que están bajo sus normas.

La troika actuó por primera vez en 2010 en Grecia. Parecía que la situación económica y financiera de Grecia era grave y como último recurso el país pidió asistencia financiera a las instituciones internacionales en mayo del 2010. La CE, el BCE y el FMI emprendieron una misión conjunta en Atenas y unos días después pusieron un paquete financiero sobre la mesa junto con el primer MOU. Esto desencadenó una serie de duras medidas: la troika había llegado.

Después de Grecia, otros tres países europeos se metieron en esos acuerdos letales de la troika: Irlanda en diciembre del 2010 (en diciembre del 2013 abandonó el programa de la troika, al menos oficialmente), Portugal en mayo del 2011 y Chipre en abril del 2013. En Rumanía y Letonia se han impuesto planes similares a los de la troika, pero sin la participación del BCE, ya que estos países no eran parte de la eurozona cuando se negociaron sus préstamos.

Cuando empezó a cerrar estos acuerdos letales con ciertos países europeos, la troika ni siquiera tenía un papel legítimo escrito en la legislación europea. La troika solo ha tenido un estatus oficial desde marzo del 2013, cuando la llamada norma de reforzamiento de la supervisión económica y presupuestaria se puso en marcha. Por desgracia, esta base legal le permite a la troika seguir con sus asuntos como de costumbre.

La troika, con sus políticas neoliberales, no debería ser vista como un agente individual, sino como un instrumento que es parte de una presión general hacia medidas y reformas neoliberales en Europa. Porque lo que estamos viendo es que el ataque contra los derechos sociales, la democracia y el estado de bienestar se está extendiendo gradualmente por toda Europa a través de una serie de leyes y mecanismos nuevos que se han instaurado durante los últimos años bajo el título de “gobernanza económica”.

A continuación resumimos los más importantes en la Unión Europea:

Six-Pack 1: haz recortes o paga sanciones

La primera parte del Six-Pack, un paquete de seis textos legislativos que entró en vigor a finales del 2011, se creó para reforzar el Pacto de Estabilidad y Crecimiento (PEC) que existe para asegurar la disciplina fiscal en todos los estados miembros.

Este pacto estipula que la deuda pública no puede ser más alta que el 60 % del PIB, y que el déficit público no debe superar el 3 % del PIB.  Si un país no consigue mantener sus finanzas dentro de estos límites, se arriesga a entrar en un “procedimiento de déficit excesivo”: seguir un estricto “plan de ajuste” que incluye medidas económicas y reformas neoliberales para cumplir las normas del PEC.

El Six-Pack se ideó para que los países cumplieran con mayor rapidez con los límites de deuda enunciados en el PEC. Los plazos de tiempo se acortaron (lo que supuso mayores y más rápidos recortes en el gasto público) y las sanciones económicas por no seguir este “plan de ajuste” adecuadamente ahora pueden alcanzar hasta el 0,5 % del PIB. Es decir: si no recortas el gasto público lo suficientemente rápido o en las áreas adecuadas, puedes recibir una multa.

Después de eso, el Six-Pack aumentó la probabilidad de que un país recibiera estas sanciones económicas al establecer el principio de votación por mayoría cualificada inversa. Esto significa que las sanciones solo se pueden evitar si una mayoría cualificada vota en contra en el Consejo, en vez de necesitar que una mayoría cualificada vote a su favor para imponerlas, como es habitual. A este procedimiento a veces se le llama “semiautomático”.

Six-Pack 2: bajada de salarios

La segunda parte del Six-Pack establece nuevas sanciones contra el desequilibrio macroeconómico. Como hemos comentado antes, estos desequilibrios implican que existen desigualdades entre las economías de los países europeos, por ejemplo respecto a sus balanzas comerciales, las cuales muestran superávit en algunos países (como Alemania o Finlandia) y déficits en otros (España, Grecia o Portugal).

Como hemos explicado, los costes de producción son un factor significativo al determinar el volumen de las exportaciones, ya que un producto más barato es más atractivo para un comprador en otro país: así, las políticas de reducción de salarios en Alemania son una causa importante del superávit comercial del país, ya que sus costes de producción son mucho más bajos de lo que algunos otros países se pueden permitir.

Para reducir los desequilibrios en la UE, las normas del Six-Pack pretenden abordar la discordancia de costes de producción que resulta de las diferentes políticas de cada gobierno. Esto lleva a la errónea conclusión de que rebajar los salarios ayudará a los países a salir de la crisis. De hecho, lo que hace es empeorar la crisis, y otra vez son las víctimas las que son castigadas (en este caso, en forma de salarios más bajos para los trabajadores).

Porque realmente, en un intento de “armonizar” los salarios y por lo tanto los costes de producción en todos los países de la UE, los procedimientos dispuestos en el Six-Pack no se centran en subir los salarios de los países más “competitivos”. Al contrario, la UE quiere que se bajen los salarios, para así abaratar los productos en todos los países. Por lo que se ve, las instituciones europeas consideran el creciente número de “trabajadores pobres” de Alemania (solo una de las consecuencias de las políticas de costes laborales del país) un ejemplo a seguir para todos los países de la UE.

Para hacer cumplir las normas del Six-Pack sobre desequilibrios macroeconómicos se ha identificado un conjunto de indicadores, incluyendo un porcentaje máximo de aumento de salarios. Si los salarios de un país suben demasiado durante un periodo de tiempo, este puede enfrentarse a un “procedimiento de desequilibrio excesivo” que en última instancia puede llevar a sanciones. Dicho de otro modo, un país será sancionado por subir los salarios por encima de cierto nivel aprobado de antemano por la UE.

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El Pacto Fiscal: el gasto público bajo presión continua

El Pacto Fiscal es parte del Tratado de Estabilidad, Coordinación y Gobernanza que entró en vigor en enero del 2013. Lleva la gobernanza económica europea a otro nivel, reforzando los elementos de sus predecesores, el PEC y el Six-Pack.

Un país debe comprometerse a no tener un déficit estructural de más de un 0,5 % del PIB si su deuda está sobre el 60 % de su PIB, y un 1 % del PIB si su deuda pública está por debajo del 60 %. En resumen, esto hace las demandas de austeridad incluso más duras que las del PEC.

Los países tienen que incluir las normas y reglamentos del Pacto Fiscal en su legislación nacional, preferiblemente en su constitución, en un periodo de un año. La Comisión Europea comprueba que hayan logrado hacerlo, y si no es así, un país podría tener que enfrentarse al Tribunal de Justicia de la Unión Europea y recibir una multa de hasta el 0,1 % de su PIB.

Esto supone que el Pacto Fiscal es básicamente un acuerdo de por vida, ya que sus normas y regulaciones se fijan en las leyes nacionales, para el gobierno actual y los futuros gobiernos de un país.

También supone que el poder democrático de los gobiernos se debilita, pues estas normas se tendrán que cumplir siempre, sin importar a quién voten los ciudadanos, o si el gobierno al mando es socialista o conservador. Además, puesto que está incluido en la legislación nacional, el Pacto Fiscal pone el gasto público bajo presión constantemente, como con la inversión pública, la educación, la sanidad y el sistema de seguridad social.

El Semestre Europeo: control presupuestario

El llamado “Semestre Europeo” se probó por primera vez en 2011. El término se refiere al periodo de seis meses en el que los estados miembros presentan sus proyectos de presupuesto para su aprobación. Empieza cada año en abril, y la Comisión Europea discute y comenta no solo los proyectos de presupuesto, sino toda reforma o medida para el crecimiento económico del próximo año.

Luego en junio la Comisión asesora estos presupuestos y reformas de cada estado miembro, y hace recomendaciones específicas para cada país, las cuales el Consejo adopta en julio. En los meses siguientes, se espera que los estados miembros tomen en cuenta estas recomendaciones al redactar su presupuesto definitivo para el próximo año. Naturalmente, estas “recomendaciones” siguen el modelo neoliberal.

En un principio, el Semestre Europeo no iba a ser una herramienta para el cumplimiento de las medidas económicas impuestas. Sin embargo, la Comisión pretende convertirlo precisamente en eso a la larga, ya que otro par más de normas sobre coordinación económica siguió al Semestre Europeo del año pasado.

El Two-Pack: cumplimiento de las normas

Otro paquete de medidas, llamado Two-Pack y ejecutado por primera vez en 2013,  consiste en intensificar aún más el control central sobre las finanzas. Como indica su nombre en inglés, el Two-Pack consta de dos reglamentos que tratan de reforzar las normas establecidas en el Six-Pack y el proceso de coordinación económica cubierto por el Semestre Europeo descrito anteriormente.

Primero, a partir de ahora la Comisión tiene derecho a opinar sobre los proyectos de presupuesto que los estados miembros presentan, y puede pedir una revisión de los mismos. Si los países no incluyen las recomendaciones de la Comisión en su presupuesto definitivo, esta puede pedir una explicación al respecto. A continuación se realiza un examen de la distribución del gasto presupuestario, lo que hace el control presupuestario todavía más estricto.

Segundo, hace posibles normas y procedimientos más explícitos con respecto a una mayor vigilancia de los “países en apuros” de la eurozona. Esto incluye países que están en una o más de tres categorías: países frente a dificultades relacionadas con la estabilidad financiera, países que reciben asistencia financiera o países que están dejando esa asistencia.

Este aumento de la vigilancia obliga a los países en apuros a adoptar medidas contra lo que la Comisión considera el origen de la inestabilidad, a participar en misiones de evaluación, a poner en marcha un programa de ajustes, a pedir la asistencia técnica de la Comisión si fuera necesario y a aceptar las consecuencias económicas en caso de no cumplir con el programa. Por ejemplo, se ha recomendado a casi todos los estados miembros implementar reformas fundamentales de los mercados laborales, incluyendo la reducción de la importancia de las negociaciones colectivas, medidas para facilitar el despido, etcétera.

El Two-Pack es un paso importante hacia la centralización de la toma de decisiones en la UE sobre los presupuestos de los estados miembros y sus políticas económicas. Pero no es el último.

Reformas estructurales: ataque contra los derechos

Para las instituciones de la UE, la manera de salir de la crisis y estimular el crecimiento económico es incrementar la “competitividad” atacando esos derechos sociales que tanto costó conseguir. Para alcanzar esta meta, se consideran necesarias “reformas estructurales” más generales: estas reformas, que tienen el objetivo de crear beneficios económicos a largo plazo (de ahí “estructurales”), suelen conllevar privatizaciones, recortes en el gasto social y las pensiones y ataques contra las leyes laborales para bajar los salarios.

Otra vez, la amenaza de sanciones económicas ejerce presión. Si los salarios no se bajan al nivel que se cree que contribuye a la “competitividad” (es decir, el favorable para los beneficios de las grandes empresas), si el gasto social no se mantiene bajo y si no se planean o llevan a cabo reformas de las pensiones, se disparan varios mecanismos para ejercer presión o imponer sanciones económicas.

Al contrario que en el pasado, ahora los países de fuera de la eurozona también pueden estar expuestos a estos procedimientos. Este cambio permite a la Comisión involucrarse en casi cualquier tipo de política económica de un estado miembro. Pero algunas áreas son más importantes que otras. La Comisión está especialmente interesada en usar esta situación para presionar a los estados miembros para que reduzcan las leyes laborales, reformen los sistemas de pensiones e introduzcan otras “reformas estructurales”. El problema de la Comisión (y de los gobiernos más deseosos por introducir estas reformas) es que la UE no tiene plena competencia en muchas de las áreas más relevantes.

El siguiente paso: los contratos

El resultado final de todas estas leyes y medidas europeas es que la toma de decisiones económicas se está arrancando de las manos de los parlamentos nacionales electos, no para realizarla de manera democrática a nivel europeo, sino para forzar políticas neoliberales a través de innumerables mecanismos burocráticos, con la amenaza de sanciones como arma definitiva.

Esto tiene implicaciones enormes para la toma de decisiones democrática sobre cómo gastar el dinero de los contribuyentes o quién necesita apoyo financiero en tiempos de crisis. Por desgracia, el futuro próximo de Europa no parece acarrear una gran mejora en este aspecto. Nuevas reformas neoliberales ya están en camino.

Aunque los cambios que se han hecho desde el inicio de la crisis parecen colosales, estos podrían ser solo el principio. En noviembre del 2012, la Comisión publicó su estrategia a largo plazo de reformas adicionales para asegurar que los estados miembros cumplen con las políticas neoliberales en el futuro. La estrategia incluye futuras reformas del Tratado de la UE para asegurarse de que las instituciones de la UE aumentan sus poderes en gran medida para llevar a cabo las reformas neoliberales ya mencionadas.

El siguiente paso es hacer que los estados miembros accedan a firmar “contratos” de política económica con la Comisión, contratos que permitirían a la Comisión y al Consejo obligar a aceptar “reformas estructurales” tales como los ataques contra los salarios mencionados anteriormente.

Mientras tanto, la troika dejó Irlanda en diciembre del 2013, el primer país en salir de su control. No obstante, el país seguirá bajo seguimiento a través de una vigilancia semestral. El Parlamento Europeo también ha observado el papel cuestionable que la troika ha jugado y la dura política neoliberal que está imponiendo sobre los países: se ha creado una comisión que investigará la legitimidad democrática de la troika y la proporcionalidad de las medidas que ha impuesto. El informe final debería presentarse antes de las elecciones europeas en mayo del 2014.

La necesidad de acción europea

Está claro que tanto la troika como el cada vez más exhaustivo sistema de “gobernanza económica” neoliberal son elementos clave de una estrategia europea; una estrategia dispuesta a reducir el bienestar, los derechos laborales e incluso la democracia. Sin duda, se pueden ganar algunas concesiones movilizándose a nivel nacional, pero para contrarrestar este ataque con éxito es necesario concienciar al público y coordinarse a nivel europeo.

Las elecciones europeas son una oportunidad para concienciar y para empujar a las nuevas élites europeas hacia un cambio de dirección. Sin embargo, los problemas causados por las mencionadas políticas que la Unión Europea ha adoptado durante la crisis son fundamentales, y no desaparecerán en el futuro próximo, sino que estarán en el corazón de la lucha en Europa durante los años venideros.

 

Lectura complementaria

Sobre la troika: www.troikawatch.net

Sobre el Semestre Europeo: ‘Business Europe and the Commission: in league against labour rights?’

Sobre el lobby de los negocios y la crisis: ‘BusinessEurope and economic governance’

Sobre la regulación de los bancos en la Unión Europea: ‘A union for big banks’

Sobre el lobby de los bancos: ‘Stop listening to banks!’

Sobre el Six-Pack‘Austerity forever’

Sobre el Pacto Fiscal: ‘Automatic austerity: ten things you should know about the Fiscal Compact’

Sobre el TwoPack‘The dangers of the Two-Pack’

Sobre los contratos: ‘Mad men of the Roundtable’ y ‘Cracks in the armour’

Conceptos básicos

Austeridad Recortes en el gasto público, impuestos en mayor o menor medida   sobre todos los estados miembros de la UE
Déficit   público Un gobierno está en déficit si gasta más de lo que ingresa.   Normalmente la medida del déficit se calcula respecto a cuánto se ha gastado   de más en un año
Desequilibrios   macroeconómicos Estos son los grandes desequilibrios entre economías nacionales.   Pueden ser respecto al comercio (algunos ganan, otros pierden), respecto a la   “competitividad” y otras muchas cosas
Eurocrisis Una crisis económica y financiera que empezó en 2010 tras la crisis   financiera dos años antes. Las economías de varios países de la eurozona   sufrieron un gran golpe y la deuda pública aumentó considerablemente,   principalmente a consecuencia de los rescates de los bancos. Se ha notado   especialmente en los países que se encuentran en el sur de la Unión Europea
 Eurozona El área dentro de la Unión Europea de los 18 países que comparten   una moneda única, el euro. Como consecuencia, estos países ya no pueden usar   la devaluación o revaluación de su moneda para reducir el déficit o el   superávit comercial. Esto ha llevado a desequilibrios entre los países   europeos, y los bajos salarios de Alemania dificultan especialmente que los   estados del sur de Europa puedan competir
Gobernanza económica El conjunto de normas y reglamentos diseñado por las instituciones   europeas para gobernar la política económica y fiscal. En general, resultan   en un cambio de poder del nivel nacional al europeo. Básicamente, la   gobernanza económica consiste en imponer la austeridad y adoptar “reformas   estructurales”
Neoliberalismo La teoría económica y política predominante de nuestro tiempo que   favorece el libre comercio, la privatización y la reducción del gasto público   en servicios sociales y bienestar
Pacto de Estabilidad   y Crecimiento Pacto que contiene las normas clave de la política fiscal. Son   obligatorias para los países de la eurozona, y su violación puede resultar en   multas
Pacto Fiscal Medidas de la UE relacionadas con la política fiscal que conllevan   una presión constante sobre el gasto público de los estados miembros, ya que   estas medidas deben incluirse en las leyes nacionales. El Pacto Fiscal entró   en vigor a principios del 2012. Predice medidas sobre el gasto público más   estrictas que el llamado Pacto de Estabilidad y Crecimiento
Reformas   estructurales Las reformas estructurales no tienen una definición clara, pero   normalmente el término se refiere a las reformas fundamentales y de larga   duración en el gasto social y los mercados laborales, las cuales llevan a   salarios reducidos y prestaciones y pensiones más bajas. Se suele argumentar   que su finalidad es apoyar al sector empresarial estimulando la   competitividad
Rescate Ayuda   económica que los gobiernos proporcionan a los bancos al borde de la   bancarrota, porque se supone que son demasiado grandes para caer. Esto lleva   a un aumento de la deuda pública
Sector   financiero El conjunto total de bancos y otras instituciones financieras, como   fondos de alto riesgo o de pensiones. Los problemas sistémicos en este sector   son la raíz de la crisis
Semestre   Europeo Un periodo de seis meses en el que cada año la Comisión y el Consejo   revisan los presupuestos de los estados miembros
SixPack Un paquete de seis textos legislativos, en vigor desde 2011, que   regula la disciplina fiscal y la política salarial en los estados miembros de   la UE
Troika El triunvirato de la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el   Fondo Monetario Internacional que proporciona préstamos financieros a cambio   de los cuales los países tienen que aplicar políticas neoliberales
TwoPack Un paquete de dos reglamentos de la UE que intensifica el control de   la Comisión sobre los presupuestos de los países y asegura una mayor   vigilancia sobre los países con problemas económicos
Unión Europea Una cooperación económica y política entre 28 países en Europa. Las   decisiones se toman a través de    instituciones supranacionales y discusiones intergubernamentales entre   los estados miembros. Durante los últimos años, el poder de las instituciones   sobre las políticas económicas y fiscales ha aumentado

http://corporateeurope.org/eu-crisis/2014/02/punishing-victims-beginners-guide-eu-and-crisis

febrero 28, 2014

TROIKA, GOBIERNOS Y MULTINACIONALES EN BILBAO

Iturria: naiz.info – 2014/02/27

Ane Garay Zarraga, Erika González y Pedro Ramiro, Júlia Martí Comas, Mikel De la Fuente Lavín y Juan Hernández Zubizarreta. Miembros del Observatorio de Multinacionales en América Latina (OMAL), Integrantes del colectivo RETS, y profesores de la  UPV/EHU

«Sus propuestas se dirigen a consolidar el poder de dominación de los ricos contra las mayorías sociales; diseñan un nuevo orden feudal blindado por su policía. Pero fuera de su castillo, las organizaciones sociales, los sindicatos, el movimiento popular y las víctimas de tanto atropello discutiremos sobre cómo desarrollar alternativas fuera del capitalismo, hablaremos de la marcha por la dignidad del 22 de marzo y de la Carta de los Derechos Sociales de Euskal Herria y, además, nos movilizaremos en contra de la cueva de ladrones en que han convertido al museo Guggenheim.»

El 3 de marzo se organiza en el museo Guggenheim de Bilbao la primera edición del Global Forum Spain con el lema “España: de la estabilidad al crecimiento”. A este foro asistirán el presidente del Gobierno español y varios de sus ministros; mandatarios de la Unión Europea, el Fondo Monetario Internacional y la OCDE; presidentes y consejeros delegados de empresas transnacionales; el lehendakari, alcaldes y autoridades de la Comunidad Autónoma Vasca. Según Urkullu, este foro es «una oportunidad para Euskadi porque se va a debatir sobre un modelo de crecimiento basado en la eficiencia, la competitividad y la internacionalización».

Hace unas semanas, el diario económico “Cinco Días” anunciaba este evento con el titular “Un foro como el de Davos, pero en el mismo Bilbao”. Y es que la reunión de las personas más ricas del mundo que se realiza a principios de cada año es, efectivamente, el modelo a seguir en un encuentro que estará blindado y cerrado al debate. En él se hablará de capitalismo puro y duro, de medidas al servicio de las multinacionales y las clases dominantes. Todo ello con el objetivo de fortalecer la imagen del Estado español y de las multinacionales, empleando un sólido aparataje mediático para tratar de dirigir las miradas a las cifras de las grandes corporaciones y bancos y vender, una vez más, la idea de que se ha iniciado la «senda de la recuperación» tras la crisis financiera y económica.

Para ello, entre los invitados se encuentran los líderes de las principales instituciones que nos gobiernan, como el FMI, la Comisión Europea y el Eurogrupo, conformado por los ministros de Economía de la UE. Son ellos quienes dictan las políticas de ajuste estructural a cambio de préstamos que garantizan la continuidad de la deuda ilegítima. Y tienen sus razones: han convertido una tremenda injusticia –la de salvar con una multimillonaria financiación pública a los responsables de la crisis financiera– en una extraordinaria oportunidad de negocio para los grandes capitales.

El Gobierno español, organizador del evento, tiene claro los puntales sobre los que ha de sustentarse el proyecto de marca España: crecimiento económico, atracción de inversión extranjera y ampliación de mercados para las grandes compañías españolas. Así, su política económica se orienta en ese sentido, a pesar de que en el último año hayan ido quedando en entredicho los estandartes de este proyecto de marca-país: el primero de ellos, Eurovegas, que se presentaba como un modelo ejemplar para la atracción de capitales extranjeros y creación de empleo, no hace falta recordar cómo ha terminado; los segundos, las obras de ampliación del Canal de Panamá y de construcción del AVE a La Meca, que reproducen las mismas lógicas de la burbuja inmobiliaria y del tsunami urbanizador que hemos vivido aquí y cuyos efectos, desgraciadamente, conocemos bien.

Pero es que, además, las políticas de «eficiencia, competitividad e internacionalización» no van a producir los supuestos beneficios que las inspiran: según un reciente informe del Servicio de Estudios del BBVA, el crecimiento previsto para el año 2014 (el 0,9% del PIB) dará lugar a un aumento del empleo neto de 60.000 puestos de trabajo; con el desempleo actual, el mantenimiento de ese ritmo exigiría ¡100 años! para eliminar totalmente el desempleo. Apostar por el crecimiento económico para acabar con el desempleo, como hacen tanto la troika como los gobiernos español y vasco, es una apuesta insostenible, ya que con el actual modelo productivo basado en el uso intensivo de recursos naturales ese crecimiento es ecológica y socialmente insostenible. Junto a ello, se justifica la durísima reforma laboral de 2012 y su probable ampliación en la necesidad de reducir el coste del trabajo para mejorar la «competitividad» de las empresas y así aumentar las exportaciones y el empleo. Sin embargo, el aumento del poder empresarial para modificar las condiciones de trabajo no ha conducido a la creación de empleo, sino que se ha incremento el ritmo de su destrucción.

Por su parte, las políticas del Gobierno vasco, tanto del anterior como del actual, son una versión algo edulcorada de las del gobierno central, pero no tanto por un mayor «espíritu social» como por la mayor fortaleza del sindicalismo combativo y del movimiento social. El Plan de Empleo 2014-2016 prevé aportaciones presupuestarias que no permitirán la eliminación de un desempleo que, en el último año, ha aumentado más que el del Estado español, a la vez que no contempla la creación directa de empleo por el sector público; todo ello, cuando las ampliaciones de las jornadas pactadas están siendo acompañadas de despidos del personal eventual en las administraciones públicas. A la vez, el acuerdo fiscal que han alcanzado PNV, PSOE y PP renuncia a obtener los ingresos fiscales necesarios para mantener y mejorar el empleo público y para ampliar las prestaciones sociales, otorgando un trato fiscal muy favorable a las rentas del capital. Mientras tanto, la patronal vasca se felicita por las sucesivas reformas laborales y por el final de la ultractividad de los convenios.

Junto a la Troika, las instituciones internacionales y los gobiernos español y vasco, los otros actores fundamentales de este evento son las empresas transnacionales. No en vano, el Club de Exportadores e Inversores Españoles y el Consejo Empresarial para la Competitividad son también organizadores del Global Forum Spain. Por eso, en una de las mesas centrales, “La competitividad de la economía europea en un mundo global”, van a intervenir los presidentes de Telefónica, BBVA, Inditex e Iberdrola, cuatro ejemplos de grandes corporaciones expertas en amasar ganancias a costa de la explotación de las y los trabajadores, la destrucción del medio ambiente, la especulación financiera y la acumulación por desposesión.

Ahí estará César Alierta, presidente de Telefónica, que formó parte –al igual que Sánchez Galán, de Iberdrola– del grupo de directivos que el pasado enero acompañó a Rajoy hasta Washington para promocionar los negocios de las grandes empresas españolas en Estados Unidos. Alierta, que en 2012 se embolsó un sueldo de 6,35 millones de euros al tiempo que anunciaba un ERE que afecta a 6.830 trabajadores y trabajadoras, defenderá en el foro el modelo de «eficiencia y competitividad» que sigue su empresa: subcontratación, despidos, represión sindical… A su lado, Francisco González, presidente del BBVA –cargo por el que cobró 2,96 millones y más de un millón en acciones en 2012–, es un claro representante del modelo financiero y de sus malas prácticas: junto a sus inversiones poco éticas, como la financiación de empresas de la industria del armamento o de proyectos energéticos que supondrán graves impactos ambientales, sociales y culturales, el BBVA es responsable del 12% de los desahucios por impago de hipotecas en el Estado español y forma parte del entramado financiero que ha causado la actual crisis de deuda pública.

Junto a ellos se sentarán Pablo Isla e Ignacio Sánchez Galán, presidente y consejeros delegado de Inditex e Iberdrola, respectivamente. Siguiendo la senda de Amancio Ortega, su predecesor en el cargo y máximo accionista del grupo, Isla cobró un salario de 9,4 millones de euros en 2012 –sin tener en cuenta otros pagos en acciones o fondos de pensiones– y ha combinado una imagen pública de «empresario de éxito» con las graves denuncias por explotación laboral en los talleres que Inditex tiene subcontratados por todo el mundo. Por su parte, Galán, que ganó 6,27 millones de euros ese mismo año –sin contar otros 1,15 millones en acciones–, no mencionará que el crecimiento global de las operaciones de su compañía se sostiene sobre la violación de los derechos económicos, sociales y culturales de millones de personas y la destrucción del planeta.

Desempleo, empobrecimiento, desigualdad, exclusión social, pérdida de derechos… todas ellas son secuelas de las políticas que han impuesto los protagonistas de este foro. Sus propuestas se dirigen a consolidar el poder de dominación de los ricos contra las mayorías sociales; diseñan un nuevo orden feudal blindado por su policía. Pero fuera de su castillo, las organizaciones sociales, los sindicatos, el movimiento popular y las víctimas de tanto atropello discutiremos sobre cómo desarrollar alternativas fuera del capitalismo, hablaremos de la marcha por la dignidad del 22 de marzo y de la Carta de los Derechos Sociales de Euskal Herria y, además, nos movilizaremos en contra de la cueva de ladrones en que han convertido al museo Guggenheim.

febrero 27, 2014

Bilboko goi-bilera ekonomikoaren kontrako mobilizazioen gida

Iturria:  Urko Apaolaza – argia.com 2014-02-26

Martxoaren 3an, Foro Global España 2014 gailurrean elkartuko dira munduko enpresa eta finantza erakunde nagusien ordezkariak. “Troikari eta bere lagunei” ongi etorria egiteko mobilizazio ugari antolatu dituzte eragile sozialek.

Guggenheim museoan egingo den bilkuran izango dira, besteak beste, Nazioarteko Moneta Funtseko zuzendari Christine Lagarde, ELGA garapen antolakundeko buru Angel Gurría, Europako Batzordeko hainbat kide –agian Durao Barroso bera ere–, Eurotaldeko eta Europako Inbertsio Bankuko presidenteak, Espainiako Gobernuko presidente Mariano Rajoy, Iñigo Urkullu lehendakaria eta BBVA, Telefónica, Inditex, Iberdrola, Siemens eta beste hainbat multinazionalen exekutiboak.

ICEXek eta Esportatzaile eta Inbertitzaile Espainiarren Klubak sustatu dute foroa, De la estabilidad al crecimiento(Egonkortasunetik hazkundera) lelopean, eta aztertu nahi dute ekonomiaren nazioartekotzeak hazkunderako ematen dituen aukerak. PPren muturreko ideologia neoliberalaren bultzatzaile eta azken erreforma ekonomikoen egileak, Espainiako Ekonomia ministro Luis de Guindok, munduko baldintza lehiakorretara “egokitu” beharra azpimarratu du, Bilboko zitaren karietara.

Sindikatuen, langabetuen asanbladen eta eskubide sozialen aldeko kolektiboen kritika jaso du foroak eta bertan parte hartuko dutenen politika ekonomikoak; jendarteak jasaten duen prekarietate, pobrezia eta langabeziaren errudun jo dituzte. Bilboko Elizbarrutiak ere oharra kaleratu du, parte hartzaileei eskatuz “krisiaren biktimei” entzuteko.

Hauek dira egunotan egingo diren mobilizazio eta ekitaldietako batzuk:

   – 10:00etan Zutabeak aterako dira Jesusen Bihotzetik eta Arriagatik Guggenheimera.

   – 9:30etan Ezkerraldetik, Zorrotzako parketik, beste martxa bat irtengo da, eskualdeko langabetuen asanbladak deituta.

   – 16:30etan hitzaldiak izango dira EHUko Paraninfoan.

   – 19:0etan Manifestazioa Euskadi Plazatik abiatuta (Iberdrola Dorrearen ondoan).

Mobilizazioen antolatzaileek #troikagohome etiketa proposatu dute sare sozialetan zabalpena egiteko. ARGIAk zuzenean jarraituko ditu eguneko ekitaldiak.

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febrero 27, 2014

Fuera la Troika y sus amiguetes de Bilbao

Iturria:  Mikel Noval (ELA Sindikatua) – 2014/02/20

Han pasado más de 13 años desde que, en septiembre de 2000, tuvieron lugar en Praga unas importantes movilizaciones para rechazar las políticas de ajuste que han venido recetando invariablemente el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM), con independencia del paciente y de la enfermedad a tratar.

Durante estos años, instituciones antidemocráticas como el FMI, el BM, el G-8 o la OMC han tenido que buscar sitios cada vez más recónditos, cada vez más protegidos por la policía, para poder seguir reuniéndose. Ello no ha evitado el desprestigio creciente de esas instituciones y de los gobiernos que han aplicado sus políticas a rajatabla. Este desprestigio no solo es obvio en América Latina, donde las políticas de ajuste acordadas entre los gobiernos y estas instituciones intergubernamentales internacionales arruinaron la vida de mucha gente, generando un fortísimo aumento de la pobreza, de la desigualdad social y enriqueciendo a una minoría poderosa. También lo es en la Unión Europea, donde todo el mundo reconoce que las políticas de ajuste nos han llevado a aumentar notablemente el paro, la pobreza y a agravar la recesión (quedan fuera quienes se dedican a dar ruedas de prensa sin preguntas o a responder lo que no tiene que ver con lo que se pregunta, que son unos cuantos).

Pero Spain is different. Y a lo que se ve hay quien quiere que Euskal Herria también lo sea. 13 años después de que se iniciase en Europa el calvario social de estas instituciones internacionales, el gobierno español no ha tenido mejor ocurrencia que organizar en Bilbao el 3 de marzo una Cumbre Económica Mundial (es decir, una especie de Davos 2) titulada ‘Foro Global España 2014: de la Estabilidad al Crecimiento’. Símbolo de normalidad, dicen. En esta Cumbre van a participar la directora general del FMI (Christine Lagarde, envuelta en casos de corrupción cuando fue ministra de Sarkozy, y cuyo salario está exento de pagar el Impuesto sobre la Renta), el secretario general de la OCDE (Ángel Gurría), la Comisión Europea (quizás su presidente Barroso, y ya confirmados Almunia, Michel Barnier y Karel de Gutch, responsable de las negociaciones del acuerdo comercial UE-USA), el presidente del Eurogrupo (que condiciona la concesión de créditos a la adopción de más recortes), el presidente del Banco Europeo de Inversiones (agente necesario para los negocios con la incineradora y las autopistas), la Casa Real (el Rey o el Príncipe Felipe), el presidente del Gobierno español (Mariano Rajoy), y el Lehendakari (Iñigo Urkullu).

Es decir, el 3 de marzo se reúnen en Bilbao la Troika y unos cuantos amigos. Los responsables de las políticas de empobrecimiento, del paro, de la corrupción, de la falta de democracia real. La misma gente que se tiene que esconder en Grecia o en Portugal. Que cuando van a Madrid dicen que solo van a analizar a la banca, aunque no sea verdad. Se reúnen en Bilbao quienes han decidido que vamos a salvar a la banca a escote, a la que han dado ya (y más que quieren dar en el futuro) decenas de miles de millones de euros de dinero público, que no se va a recuperar. Por supuesto, estarán a su lado los presidentes de las grandes empresas del estado español (Telefónica, BBVA, Inditex, Iberdrola, etc.), que tanto dinero ganan gracias a las políticas de los distintos gobiernos. Estarán juntos los responsables de que el 99% de la población viva cada vez peor. Y encima quieren que les aplaudamos.

No lo van a conseguir. Bilbao no va a ser diferente a otras partes del mundo. Bilbao va a ser un clamor contra la Troika. Va a ser un clamor contra los dirigentes del FMI, de la OCDE, de la Comisión Europea, del gobierno español, de la patronal, de la banca y de las grandes multinacionales, que son quienes nos recortan nuestros derechos laborales y sociales, quienes bajan los salarios, las pensiones, las prestaciones por desempleo, aumentan la precariedad laboral, vulneran el derecho a la negociación colectiva y un largo etcétera.

Por eso, el 3 de marzo va a ser un día de movilización social. Un día histórico. A las diez de la mañana dos columnas saldrán desde el Sagrado Corazón y el Arriaga, para llegar hasta el Museo Guggenheim, donde se celebra la Cumbre, y posteriormente habrá más actos.

Mención aparte se merece el Lehendakari Urkullu. Por las políticas que aplica no nos llama la atención que quiera aparecer, como uno más, en esa Cumbre del 3 de marzo. Realmente es uno más en la aplicación de las políticas de ajuste, como se ha demostrado a la hora de elaborar los presupuestos (que ELA ha analizado y valorado) o a la hora de utilizar la propaganda para ocultar su política real (como cuando habla de plan de empleo a la vez que recorta el empleo público). Su presencia muestra el acuerdo de su gobierno con las recetas económicas más rancias.

El 3 de marzo el Lehendakari no va a representar a la mayoría social vasca, que va a estar en la calle. Pocas veces habrá una desconexión mayor entre el sentir generalizado de la población, que no quiere que vengan la Troika y su capitalismo de amiguetes, y lo que va a hacer el Lehendakari, dando coba a toda esa gente sin alma. Valoraríamos su ausencia, como concluimos que su anunciada presencia legitima políticamente la tiranía de las grandes empresas y de la banca. Es su opción. Una opción a favor de una minoría que se enriquece a costa de exprimir cada vez más a la mayoría. ¡Y luego hay quien dice que no hay lucha de clases!

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diciembre 2, 2013

Manipulatzeko erraza

Iturria: Endika Alabort Amundarain – 2013/12/02

Berrian argitaratua (egitura sailean), 2013ko abenduaren 1ean.

2008 eta 2013 urte artean Hego Euskal Herrian soldatak %8 igo dira. Hori bai zorte ona! Krisi garaian geure patriketan duguna haziz doa… edo gutxienez hori esan digute. Idatzizko prentsan, irratian, solasaldi eta prentsaurrekotan aipatu da, estatuaren batez bestekoa bi puntutan gainditzen dugula nabarmenduz. Hori bai marka polita, aberatsagoak garenez ziur krisi honetatik laster aterako garela. Baina neure inguruari so egin eta ez dut soldata hazkunderik ikusten. Senide, lagun eta ezagunen artean langabetuak eta prekarioak gara nagusi. Lanpostua mantentzen dutenek ez dute soldata igoerarik nabaritu, gutxienez esaten dutena hauxe da. Kontraesan hauek Hegelek proposaturiko prozesu dialektikoa jarraitzera bultzatzen naute, ikertzaile lana hasiz.

Nahiko arin lortu nuen iturriaren oinarrizko informazioa. Komunikabide askok berriaren iturri bezala INE hartzen zuten, baina apur bat aztertuz, iturria beste bat zen: Espainiar eta Frantziako aldi baterako laneko enpresa (ALBE) garrantzitsu bat. Lehenengo ondorioa: ez da instituzio ofizial batek zabaldutako datua, baizik eta ALBE batek datu hauei buruzko interpretazio bat. Eta noski, erakunde publiko eta pribatu baten interesak erabat ezberdinak izateko aukerak oso handiak izan daitezke.

Bigarren pausua metodologia ezagutzea zen. Horretarako, txostenaren egileekin kontaktuan jarri nintzen, haien erantzuna nahiko arin izaten. Ez zuten metodologia berezirik erabili, egindako lan bakarra INEren datuei buruzko interpretazio bat ematea izan zen. Hartutako datua soldata-kostu osoa zen, hots, oinarrizko soldata, soldata-osagarriak, aparteko orduak, aparteko ordainsariak eta atzeratutako ordainketak, Gizarte Segurantzari ordainketak eta PFGEZren atxikipena egin baino lehen. Noski, langileek jasotzen dutena ez da kantitate hori, zergak eta gizarte segurantzak honen zati garrantzitsu bat hartzen baitu. Ondorioz, ezin dugu soldata-kostu osoaren eboluzioa langileak jasotzen duten soldataren sinonimotzat hartu. Txostenean sinonimotzat hartzen dira.

Beste alde batetik, elementu oso garrantzitsu bat alde batera utzi dute txosten honetan: bizitza kostuaren eboluzioa. Horretarako Kontsumorako Prezioen Indizea erabili ohi da. Hasteko, esan behar da indizea kalkulatzerako orduan, kontutan hartzen diren produktuek ponderazio edo pisu zehatz bat dutela, teknikoek aukeratutakoa, honek dakar arriskuekin. 2008 eta 2012ko urteko batez besteko KPIa hartuz (2013 urtea kontutan hartu barik), Estatu espainolean prezioek %7,31ko hazkundea izan dute, EAEn %7,55 eta Nafarroan %6,89. 2013ko urtarrila eta urria artean, %1,2, EAEn %1,9 eta Nafarroan %0,8 aldatu da. Datuak hauek izanda, argi geratzen da azken bost urteetan bizitza kostua soldata-kostu osoaren gainetik izan dela. Soldaten eros ahalmena ez da igo, jaitsi baizik.

Baina estatistikoki haratago joan gaitezke, errealitatea islatzen duten datuen bila. Lehenengoz, ezin dugula soldata-kostu osa hartu langileak kobratzen duten sinonimotzat, gizarte segurantza eta zergak deskontatu behar baititugu. Bigarrenez, bizitza kostuaren eboluzioa kontutan hartu behar dela planteatu da. Hirugarrenez, langile guztiak soldata bera kobratzen al dute?

Bataz besteko bat ez da neurri adierazgarri bat, Botin eta finantza zuzendarien soldatak kontutan hartzen baitira, adibidez, perturbazio estatistikoa ematen. 2010. urtean bataz besteko soldata gordina espainiar estatuan 22.790 eurokoa izan zen, sarrien kobratzen den soldata, aldiz, 16.490 euro. Bien artean alde nabarmena dago, azken hau edozein langilearen errealitatetik hurbilago egoten. Amaitzeko, datuak, estatistika eta ekonomia sarritan nahasten dira errealitatearen irudi desitxuratu eta alderdikoi bat emateko, ekonomia zientzia eta estatistikaren objektibotasuna aldarrikatuz. Mota honetako manipulazioak argitaratzea da gizarte zientzia hau ezagutzen dugunen erantzukizuna.

Kasu honetan, zorionez, kaleko jendearen sena gailendu da: sakelan diru gutxiagoa dugu, nahiz eta txosten batek kontrakoa esan.

noviembre 5, 2013

Discursos hegemónicos y marcos de interpretación: el círculo vicioso de la dominación consumista/capitalista

Iturria: Kaos / Pedro Antonio Honrubia Hurtado – 2013/11/05

Son los propios sujetos de las clases dominadas los que garantizan el mantenimiento de su dominación, convirtiéndose en sus propios esclavizadores, pero al servicio de un amo que no son ellos mismos, sino la clase dominante. Discursos hegemónicos y marcos de interpretación asociados, la causa.

Los discursos, de acuerdo a Bourdieu, hacen referencia a los habitusde los sujetos, a su capital -económico, social, cultural y simbólico- , a la situación social concreta y por ende a la estructura de lo decible que en ella se da. Estos dicursos, además, cuando están vinculados a una determinada ideología hegemónica, no solamente reproducen en sí mismos el orden establecido en esa determinada sociedad, sino que sirven para reproducir en lo concreto la forma con la que este orden establecido se reproduce, entre otras cosas, diferenciando a los diferentes grupos sociales existentes, especialmente entre aquellos que son considerados aliados del sistema y aquellos que pueden suponer un peligro para el normal funcionamiento del mismo, esto es, los «enemigos» del sistema.

La estrategia global de toda ideología hegemónica aparece así, a través de los discursos hegemómicos que dicha ideología produce, como una auto-presentación positiva de sí misma (y sus grupos aliados) y una presentación negativa del otro (el enemigo). Ese otro, en nuestro caso, es el antisistema, el raro, el loser, esto es, aquel que no es capaz de adaptarse eficientemente a las prácticas sociales propias de la hermenéutica de sentido consumista/capitalista, o que, directamente, trata de rebelarse contra ellas.

La clase dominante dispone de diferentes mecanismos para imponer, en las prácticas sociales y en la mentalidad de las clases dominadas, esa auto-presentación positiva de sí misma y de sus aliados, así como una presentación negativa del otro, principalmente a través de los discursos vinculados a la satisfacción, o no, de lo que la sociedad espera del sujeto consumista/capitalista, productor/consumidor, de nuestros días, así como de la reproducción por parte de éstos de los códigos de valoración aceptados de forma común por el conjunto de la sociedad, y que responden a un interés de clase: en concreto al interés de la clase dominante por no perder su hegemonía.

La marginación, por vía de la exclusión de la comunidad de “buenos ciudadanos”, de aquellas personas que, por una razón u otra, no reproducen fielmente la ideología de vida que es propia de la hermenéutica consumista/capitalista, así como sus valores, políticos y morales, asociados, es una constante en todo el ámbito discursivo consumista/capitalista, tanto de manera explícita -con mensajes expresamente destinados a tal fin-, como de manera implícita -a través de otros mensajes que inducen a que sea el propio sujeto el que así se considere cuando no es capaz de cumplir con lo que de él espera el sistema-.

Esto es, los discursos consumistas/capitalistas, por ejemplo, no solo te dicen abiertamente, a través de diversas formas de expresión y canales de comunicación, que si eres un desempleado, eres un perdedor, un loser, un fracasado, sino que, además, por otros mensajes más de tipo subjetivo y no tan explícitos, te hacen desarrollar los mecanismos para que seas tú mismo, desempleado, el que así lo perciba.

Eres tú, y no el sistema, el que ha fracasado en su intento por ser alguien dentro de la estructura social consumista/capitalista, y esto te es dicho tanto de manera explícita -directa y sin tabús-, como de manera implícita -escondida entre símbolos y significaciones sociales, relacionados con el éxito social, que así te lo hacen ver-. Para que tal hecho se convierta en una verdad absoluta para uno mismo, basta con que tal discurso, convertido en marco de interpretación, se apodere de tu capacidad para analizar e interpretar tu propia vida y el mundo que te rodea.

Podemos, por tanto, utilizar la teoría analítica de marcos como un modo de acercamiento a la mentalidad de los sujetos de las clases no dominantes que actualmente hacen suyos los mensajes ideológicos hegemónicos que son propios de la ideología de la clase dominante, en tanto que tal hecho nos permite llegar a comprender cómo es posible que tales sujetos no solo no se rebelen contra el sistema establecido, sino que, consciente e inconscientemente, reproduzcan con sus prácticas sociales la hegemonía de la clase dominante.

Inscritos en el paradigma constructivista, los llamados marcos, paquetes o esquemas interpretativos se han convertido en constructos ampliamente utilizados en sociología y en psicología cognitiva. Se emplean como instrumento de análisis metodológico de los discursos sociales, entre ellos, claro está, los de carácter político o propagandístico. Según lo que se desprende este conjunto de teorías analíticas, comprendemos el entorno cultural aplicando esquemas  o marcos de interpretación. Los propagandistas los emplearán para comprender y plantear discursivamente, en términos políticos, los sucesos que se van desarrollando en la realidad social en relación a un determinado tema de actualidad, mientras que el público al cual van dirigidos dichos mensajes propagandísticos los utilizará para comprender los mensajes y situar así sus referentes en una interpretación de tal realidad.

El concepto marco nos parece especialmente importante para analizar de qué modo los sujetos de las clase no dominantes asumen hoy como propios los enunciados ideológicos que vienen insertos en los mensajes lanzados hasta ellos desde los espacios discursivos controlados por las clases dominantes, así como para entender de qué manera funciona, en lo concreto, la hermenéutica de sentido consumista/capitalista –con su consecuencia influencia directa en las prácticas sociales de estos individuos de las clases no dominantes-.

Las clases dominantes, a través de sus dominio absoluto sobre los principales medios de formación e información existentes (sistema de enseñanza y grandes medios de comunicación), han incorporado la ideología hegemónica consumista/capitalista no solo como hermenéutica de sentido, sino, por ello mismo, como marco interpretativo, individual y de acción colectiva, desde el cual las clases no dominantes analizan tanto su propia realidad subjetiva como el funcionamiento mismo de la realidad social.

Así, con sus prácticas sociales, impulsadas al amparo de esas previas creencias ideológicas consumistas/capitalistas constituidas en marcos interpretativos de la vida y la acción social e individual, los sujetos de las clases no dominantes no solamente reproducen la hegemonía de la clase dominante, sino que ellos mismos se marginan y se condenan a formar parte -de modo indefinido y casi sin posibilidad real de cambio- de las clases dominadas, en tanto que legitimadores de la existencia de tales clases dominantes, y, por tanto, de la existencia de un sistema social injusto donde ellos forman parte del grupo que sufre las injusticias, con todas las consecuencias que tal hecho puede tener a lo largo de sus vidas, tanto desde una perspectiva política y económica, como, sobre todo, desde una perspectiva existencial. Ellos mismos se ponen así una espada de Damocles sobre sus cabezas.

Cabe señalar también que, de acuerdo con el psicólogo Henri Tajfel, partimos del supuesto de que tanto la identidad individual como la identidad colectiva son identidades sociales y que ambas se refieren a autodefiniciones derivadas, entre otras fuentes de identidad, de la identificación de individuos o grupos con las características de determinados grupos o categorías sociales. La diferencia es que mientras la identidad individual se refiere a la autodefinición que caracteriza un individuo, la identidad colectiva se refiere a la autodefinición que refleja las características de un determinado grupo social.

El problema surje cuando tales identidades toman su base desde una misma realidad ideológica, y esta es, por principio, contraria a los intereses de la persona que adquiere su identidad por esa vía, subsumiéndose en una identidad colectiva que expresa no una posibilidad de realización de su potencial como persona, sino, justamente, la anulación de la misma. Tal es, en nuestra opinión, la situación en la que se ven inmersos en la actualidad los sujetos de las clases no dominantes en relación a la formación de su identidad, individual y colectiva, en base a criterios que se fundamentan en los intereses de clase de la alta burguesía hegemónica. El mensaje consumista/capitalista, entendido como hermenéutica de sentido, se mueve, pues, exactamente en estos términos.

Con ello, problematiza el mundo según una determinada visión ideológica de la realidad social, acorde a los intereses de la clase dominante. Con ello también, por un lado, pretende legitimar su visión maniquea del mundo, divido entre aquellos que siguen y respetan las normas que son propias a tal hermenéutica de sentido, y aquellos que lo atacan o, simplemente, no son capaces de satisfacerlas, donde estos últimos son automáticamente señalados como excluidos del normal funcionamiento de la sociedad consumista/capitalista, y, por tanto, como objetivos de ataque por parte de los discursos hegemónicos que se emiten por medio de los canales de comunicación en manos de esas mismas clases dominantes, y, por otro, pretende influir en aquellos ciudadanos y ciudadanas a los que va dirigido tal mensaje, en tanto que pueda servir para condicionar la actitud mental con la que tales ciudadanos interpretan el mundo, y, en consecuencia, para que la imagen que del mismo tienen vaya sumando nuevos adeptos entre las nuevas generaciones que inician su proceso de socialización: nuevos sujetos consumistas/capitalistas dispuestos  a convertir esta imagen mental en una guía para la acción y la práctica social, en una reproducción fiel de los intereses de la clase dominante y de su hegemonía ideológica.

Es lo que podemos denomionar como «el círculo vicioso de la dominación consumista/capitalista»: las clases dominantes, a través de los medios de comunicación y el sistema de enseñanza, crean discursos hegemónicos destinados a generar marcos de interpretación en las mentes de los sujetos de las clases no dominantes acordes a los intereses de clase de tales clases dominantes. Una vez estos discursos son introducidos de tal manera en la mente de los sujetos de estas clases no dominantes, serán ellos mismos quienes, de acuerdo a su propia manera de interpretar su propia vida en el contexto de la sociedad consumista/capitalista que los circunscribe, reproduzcan con sus prácticas sociales los valores propios de la ideología de la clase dominante, y, con ello, finalmente, estarán reproduciendo un modelo de sociedad, un orden social, donde su papel como sujetos oprimidos y explotados en favor de los intereses de la clase dominante, de la cual ellos no forman parte, quede garantizado.

Así, con más o menos conciencia de ello, son los propios sujetos de las clases dominadas los que garantizan el mantenimiento de su propia dominación, convirtiéndose en sus propios esclavizadores, pero al servicio de un amo que no son ellos mismos, sino la clase dominante al servicio de la cual está puesto el funcionamiento del orden establecido. Es el reflejo en la historia de la total pérdida de autonomía del sujeto consumista/capitalista de nuestros días.

Es el sujeto histórico, propio de las sociedades postmodernas de nuestros días, que ha “devorado” a su amo y lo ha interiorizado como una forma de vida, generando una implosión del antiguo amo burgués con la personalidad y el carácter social del trabajador/proletario actual, hasta el punto de convertirse (simbólica y psicológicamente) en su propio amo, pero no de forma autónoma, como pretenden hacernos creer algunos pensadores postmodernos, no por la propia relación de servidumbre consigo mismo (que también), sino como reflejo de las relaciones de poder, vinculadas a las relaciones de clase, que siguen estando presentes en nuestra sociedad capitalista contemporánea. Esto es, como reflejo del orden burgués.

Es esta, además, la forma con la que la sociedad consumista/capitalista se garantiza y se asegura que cada nuevo sujeto que haya de integrarse en ella esté predispuesto a respetar los códigos sociales establecidos y, en consecuencia, a no ir contra el orden establecido, esto es, a someterse, ya desde su propia individualidad, a un estricto control social garante del status quo.

septiembre 24, 2013

Qué pasó en Chile y sus semejanzas con España

Iturria: Vicenç Navarro – vnavarro.org – 2013/09/24

Este año y este mes se recuerda el aniversario (cuarenta años) del golpe militar liderado por el General Pinochet en contra de un gobierno democráticamente elegido, el gobierno de Unidad Popular, presidido por el Presidente Salvador Allende. Este golpe militar inició una dictadura enormemente represiva que, además de deshacer las reformas populares realizadas por el gobierno depuesto, inauguró un nuevo régimen económico-político caracterizado por un neoliberalismo guiado por el pensamiento económico identificado con la Escuela de Chicago, que dirigió las contrarreformas económico-sociales de aquella dictadura.

Tuve el enorme privilegio de asesorar al gobierno de Unidad Popular, y fue así como pude conocer y seguir de cerca los cambios sustanciales que dicho gobierno realizó a través de políticas públicas que fueron populares entre grandes sectores de la ciudadanía que resultaron beneficiados por tales reformas. Resultado de ello, el apoyo electoral al gobierno subió, lo cual alarmó a las fuerzas conservadoras y liberales, que vieron mermados sus intereses con aquellas medidas, y que recurrieron a amplios sectores de sus fuerzas armadas, presionándolas para realizar el golpe militar, el cual fue facilitado y apoyado por la Administración Nixon en EEUU, temerosa de que el experimento de la Unidad Popular (comprometido en alcanzar el socialismo a través de la vía democrática) fuera exitoso y se expandiera por toda América Latina. Tal como indicó el Presidente Nixon, “el mayor peligro que tenemos es que el gobierno de Allende pueda consolidarse y sea exitoso. Tenemos que evitar por todos los medios que otros países de América Latina se sientan atraídos por la experiencia del gobierno de Allende”. El establishment económico y financiero estadounidense se alió con el establishment chileno (en una alianza de clases a nivel internacional) en ayuda de sus intereses de clase en contra de los intereses de las clases populares de ambos países, y muy en particular en aquel momento, en contra de las clases populares chilenas. (Ver Navarro, V., “Chile through the mirror of events in the health sector”, Social Praxis, 2T 1-2 pp 25-66, 1974).

Es importante subrayar que no fue EEUU el que impuso Pinochet a Chile, como constantemente se indica. Yo pude ver con mis propios ojos que los que llevaron a cabo el golpe militar fueron la burguesía chilena, la oligarquía chilena, las clases medias de renta alta chilenas, la Iglesia chilena, la banca chilena, y la mayoría de las fuerzas armadas chilenas, apoyadas, no por EEUU (EEUU no era entonces ni es ahora un país de 300 millones de imperialistas), sino por el gobierno federal presidido por el republicano del Presidente Nixon (que no podía ir a barrios obreros en EEUU por su enorme impopularidad, consecuencia de la enorme represión del gobierno federal en contra de los mineros en la cuenca minera de los Apalaches  -la Asturias de EEUU-, que habían amenazado con paralizar el este de EEUU mediante una huelga general en los sectores energéticos basados en el carbón).

Las reformas de la Unidad Popular (UP)

Donde las reformas fueron más acentuadas fue en las áreas sociales, y muy en particular en el área sanitaria. Yo estaba de Profesor Visitante en la Escuela de Salud Pública de Chile, junto con mi amigo Hugo Behm, decano de dicha Escuela, y nuestro común amigo Gustavo Molina, muy próximo al Presidente Allende. Lo que intentó el gobierno UP fue potenciar el sector público, tal como el Servicio Nacional de Salud, a costa del sector privado, al cual se le permitió su existencia (continuando atendiendo a las clases más pudientes), pero sin permitirle (como todavía ocurre en España) que parasitara al sector público (utilizando el sector público sin retribución de los costes de dicha utilización) e incentivando la dedicación a pleno empleo de los profesionales sanitarios en el sector público (lo cual creó una enorme resistencia de los Colegios de Médicos, controlados por la medicina privada). En farmacia, el gobierno prohibió que se distribuyeran en las farmacias chilenas productos que no hubieran sido autorizados por las agencias de control de calidad (de fármacos) existentes en Chile y en otros países (incluido en EEUU). El “dumping farmacológico” (venta de productos, desechados en los países ricos, a países en vías de desarrollo) es un fenómeno generalizado todavía hoy. Tales medidas originaron una enorme resistencia de la industria farmacéutica (que, según documentó el Congreso de EEUU, fue la que financió el golpe militar).

Como en España, el golpe militar era la respuesta defensiva de las clases pudientes frente a las demandas de las clases populares. Y como también ocurrió en España, aquel golpe era reflejo del dominio de una clase profundamente reaccionaria, carente de cualquier sensibilidad democrática, frente a la expansión de los derechos civiles y laborales de las clases populares, conseguida por medios democráticos. Las semejanzas de lo que ocurrió en Chile con lo que ocurrió en España en 1936 eran enormes.

Cuando el golpe militar tuvo lugar, se produjo una enorme represión. Mi amigo Hugo Behm estuvo detenido en un campo de concentración. Estando en este campo, y a propuesta mía, la Asociación Norteamericana de Salud Pública, The American Public Health Association, que reunía a 100.000 profesionales salubristas (expertos en políticas públicas encaminadas a mejorar el bienestar y calidad de vida de los ciudadanos) de Norteamérica, le nombró Presidente Honorario de su Asociación. Este espléndido caso de solidaridad fue fruto de una alianza internacional de los que luchaban por conseguir una mejor salud y bienestar social para sus pueblos. En realidad, la dictadura fue particularmente represiva entre los grupos profesionales, contra estos salubristas que, en su gran mayoría, habían apoyado las reformas sanitarias del Presidente Allende y su gobierno. En España, por cierto, la represión del golpe militar fue, entre los profesionales, contra los maestros (como mis padres) que habían apoyado y llevado a cabo las reformas educativas de la República española.

Durante la dictadura chilena la sanidad y la educación públicas fueron privatizadas, habiéndose deteriorado de una manera muy marcada la calidad de ambas. En realidad, el deterioro de la educación (y su carestía) fueron la chispa que motivó a los estudiantes a salir a la calle en 2011, iniciando un movimiento de protesta que, al añadirse grandes sectores de la clase trabajadora, como los mineros, se convirtió en un amplio movimiento de rebeldía frente a las políticas impuestas por la dictadura y mantenidas durante el periodo de democracia vigilada. Su extensión fue tal (se calcula que un tercio de la población adulta participó en esas movilizaciones, según el articulo de Roland Benedikter y Katja Siepmann “Chile: the Switzerland of the South?” en Challenge, Sept/Oct 2013, vol. 56, issue 5, pp 5-30, del cual extraigo la mayoría de los datos utilizados en este artículo) que amenazó a las estructuras de poder financiero y económico chilenas. Tales protestas eran ya la expresión de un gran enfado de las clases populares frente a aquel modelo económico-social impuesto por la dictadura y mantenido en el periodo democrático, consecuencia de una transición que (como la española) dejó el poder económico y financiero inalterado.

El modelo neoliberal de la Escuela de Chicago

Durante muchos años, el modelo chileno neoliberal generado por la Escuela de Economía de la Universidad de Chicago, que asesoró a la dictadura chilena, se ha presentado como un gran éxito. El portavoz más ultraderechista del capital financiero estadounidense (el Wall Street Journal) ha sido uno de sus máximos promotores, habiendo indicado últimamente en un editorial que lo que necesita Egipto es una dictadura como la del General Pinochet. Los datos que constantemente se utilizan a favor de este supuesto éxito del modelo Chicago son: un crecimiento elevado de su PIB (un 6% por año), un bajo desempleo (un 7%), y un elevado grado de inversión, tanto extranjera como doméstica. En reconocimiento de tal “éxito”, Chile fue el primer país de Latinoamérica aceptado en la OCDE (el club de los países más ricos del mundo).

Lo que no se dice en esta promoción del modelo chileno es que los salarios están entre los más bajos (en relación a su PIB per cápita) de la OCDE, habiendo sido ello causa (como en España) de un enorme crecimiento del endeudamiento de las familias. En 2012, la tasa de endeudamiento de las familias era de un 59% de toda la renta recibida, con unos de los intereses más elevados en el dinero recibido prestado. Según una encuesta realizada en 2012 por el Market Rescue Institute de la Universidad Católica de Chile, solo un 36% de chilenos creía que podrían comprarse una casa, debido a la dificultad de conseguir crédito a un interés razonable y que pudieran pagarlo (citado en el artículo de Benedikter y Siepmann).

Este enorme endeudamiento explica (como también lo explica en España) el enorme crecimiento del sector financiero en Chile. Dicho crecimiento ha sido nada menos que cincuenta veces superior al crecimiento de la economía real (la economía que produce bienes y servicios). Hoy el centro de poder (lo mismo que en España) es el capital financiero, que también controla la financiación y gestión del limitado Estado del Bienestar chileno (que incluye desde las pensiones a los servicios sanitarios y educativos, todos ellos privatizados).

La privatización masiva de la gran mayoría de actividades económicas y sociales (punto central en el modelo chileno neoliberal) que se hizo, en teoría, para ofrecer mayor elección de bienes y servicios a los ciudadanos, ha facilitado previsiblemente la creación de monopolios que han encarecido el precio de muchos de los bienes y servicios proveídos por el sector privado. Y ello tanto en el sector privado como en el público. Así, una de las industrias más importantes de Chile es la de producción de papel, resultado de la gran extensión de bosques existentes en el país. Pues bien, a pesar de la gran abundancia de la materia prima –madera-, el coste del papel en Chile es mayor que en otros países de América Latina que no tienen la riqueza de este recurso. Y ello es resultado del gran monopolio que existe en dicha actividad económica.

Resultado de este enorme crecimiento del capital financiero y de la monopolización del capital productivo, hemos visto un enorme crecimiento de las rentas superiores procedentes del capital, a costa de un enorme descenso de las rentas del trabajo (tal como ha ocurrido también en España), siendo Chile (como España) uno de los países con mayores desigualdades de renta de la OCDE.

La predecible rebelión de las clases populares frente al  modelo neoliberal

Las movilizaciones populares han sido una protesta frente a este modelo. Como bien indicaba un eslogan del movimiento, “Mucho crecimiento: pero no Desarrollo”, indicando que el problema clave en la economía chilena no es el crecimiento de la riqueza sino la distribución de los recursos creados por tal crecimiento, así como el tipo de crecimiento. Es obvio que dicho crecimiento ha favorecido (como en España) a las rentas del capital a costa de las rentas del trabajo. Y otro eslogan de las manifestaciones, “No al lucro”, expresa también una protesta hacia el tipo de crecimiento y a la motivación (el afán de lucro) que lo guía y dirige.

Naturalmente que el gobierno democráticamente elegido, depuesto por el golpe en Chile, era diferente al existente en España; que la dictadura establecida por el golpe en Chile fue distinta a la existente en España; y que el periodo llamado democrático que lo siguió en Chile fue distinto al que ha ocurrido en España. Pero, aceptando las diferencias, el hecho es que hay también muchas similitudes en cada uno de los periodos históricos citados (de ahí una aclaración constante a lo largo del artículo subrayando que “lo mismo ocurre en España”).

Y han sido estas similitudes las que explican la escasa visibilidad mediática en España del 40 aniversario de aquel golpe militar en Chile. Excepto pequeños actos aquí y allá, no ha habido ceremonias oficiales, y ello resultado de que los establishments financieros, económicos, políticos y mediáticos españoles (que tienen una conciencia de clase muy desarrollada) no quieran ni oír hablar de aquellas semejanzas, pues la denuncia de lo que pasó en Chile es también una denuncia de lo que ha pasado en España, denuncia que el establishment no quiere que ocurra, pues sería una denuncia de ese establishment también, tanto de sus orígenes como de su comportamiento. Así de claro.

Vicenç Navarro: Catedrático de Políticas Públicas. Universidad Pompeu Fabra, y Profesor de Public Policy. The Johns Hopkins University

julio 21, 2013

«El objetivo de la patronal no es crear empleo, sino ganar dinero»

Iturria: Juanjo Basterra / Gara.net – 2013/07/21

Joseba Villarreal | Secretario de Negociación Colectiva de ELA

La reforma laboral y de negociación colectiva trae de cabeza a los sindicatos. Joseba Villarreal considera que es necesario «la deslegitimación social» de la patronal, porque «solo persigue un mayor empobrecimiento de los trabajadores». Pide al Gobierno Urkullu que equilibre esta situación.

¿Está complicada la negociación colectiva?

Muy complicada. El Gobierno de Rajoy ha decidido que los convenios sectoriales y provinciales no son ya el mínimo y, como no lo son, la prioridad aplicativa está en la empresa. La situación de bloqueo de los convenios sectoriales nos lleva a que de ninguna de las maneras se pueda entender que ningún sindicato renuncie a la lucha en las empresas, porque constituye la alternativa a esta situación.

¿A qué se refiere?

Es incomprensible, que algunos sigan negando el ámbito de la empresa como ámbito de pelea frente a los privilegios que la ley ha dado a la patronal. Es claro, complicado y muy difícil. Lo han hecho para eso. Pero esa es la clave. Si no se reconoce, mal vamos. Como dato, en Gran Bretaña en la época de Margaret Thatcher la cobertura sectorial o estatal llegaba al 85% de los trabajadores; hoy, al 20%. Eso es lo que pasa.

¿Se va a ese modelo británico?

Indudablemente. Es la máxima que pretende la patronal. Alguien puede pensar que el Gobierno ha dado una prioridad aplicativa para ir a mejor. No, es para ir a peor desde el punto de vista de los trabajadores. De la sindicalización y la lectura que hagamos las centrales sindicales dependerá que acabemos como los británicos. No hay que olvidar que, además, vienen más reformas. El ministro español De Guindos lo decía claro: ya han metido mano en la negociación colectiva. En ELA lo único que hacemos es tratar de fijar una lectura correcta de lo que es la reforma y reorganizarnos a nivel del sindicato para estar mejor ante este ataque que sufrimos los trabajadores. A partir de ahí, empezar a funcionar, a luchar.

¿Cuántas empresas se han acogido a esta nueva situación?

Más de 150 empresas tenemos listadas en las que se hacen comunicaciones vinculadas a la reforma. En Nafarroa no ocurre tanto por la realidad sindical, porque el pacto social con el Gobierno de UPN y CCOO y UGT lleva aparejado eso. Seguro que para estas fechas ya son más las empresas que se acogen a la nueva reforma. Hay empresarios brutos, otros más y otros menos brutos. A nivel general se están prorrogando y manteniendo condiciones de salarios, de jornada y calendario. Podrá ser a 31 de julio, en algunos casos, a diciembre en otros, o en función de que cada uno negocie. Es general. Otras proponen ya la aplicación de un convenio en el ámbito superior o del Estatuto de los Trabajadores, si falta. Y en tercer lugar, otro elemento muy importante y central es que solo se prorrogan las condiciones a los trabajadores que a fecha de 7 de julio estaban en la empresa. Quiere decir que la patronal tiene las manos libres para aplicar condiciones diferentes a las nuevas contrataciones. Creando una discriminación legal.

¿Se permite contratar a bajo sueldo?

Sí, claro.

En la anterior crisis de 1993 y 1994 ya se produjeron dobles y triples escalas salariales, ¿se les ha quedado pequeña esa medida a los empresarios?

Sí, a pesar de que se ha mantenido esa diferencia salarial. En muchas empresas ocurre. Entonces discutíamos si era apropiado o no, para que la gente tuviera empleo. Se habilitaron dobles y triples escalas salariales pensando que con la mejora económica se reconduciría. No. Todas las que se establecieron son difícil atajar. Solo se ha dado marcha atrás en algunas con lucha sindical y huelgas muy largas, pero fueron muy complicadas. La patronal tiene esa vía porque se lo ha dado el Gobierno del PP y no quiere desaprovechar esta nueva oportunidad para rebajar las condiciones salariales, abaratamiento de los costes laborales, y el ataque a la defensa colectiva.

¿Ganar competitividad así es un poco engañoso?

Es poco inteligente.

¿Quieren que nos equiparemos a los trabajadores chinos, indios, etc para ganar competitividad?

Claro. Así ocurre. Se cae un edificio en Bangladesh y mata a un montón de trabajadores que están currando por nada y nos tiramos de los pelos. Ese es el objetivo. Una decisión tremenda- mente injusta, poco inteligente, para mejorar la situación económica. Así se frena el consumo interno. Todos no van a poder exportar. Si hay menos dinero, habrá menos consumo y, sin duda, menos empleo. Urkullu y Rajoy podrán decir que 2014 irá a mejor, pero con esa política no será así.

¿A qué se refiere en concreto?

A que atacar salarios es atacar empleo, la gente debe tenerlo claro. Si cada vez trabajamos más horas los que tenemos empleo; quienes están en desempleo tendrán menos posibilidades. Si los salarios son más bajos, habrá menos consumo. Defender en la negociación colectiva una subida salarial en torno al IPC es un instrumento para crear empleo, que niega la máxima patronal de a menor salario, más empleo.

¿Es lo que ha ocurrido ya en Sidenor, que los salarios se calculan por una fórmula matemática rara y aumenta la jornada?

Cierto. Cuando uno renuncia a unos principios inevitablemente acaba perdiendo el norte. La patronal tiene una estrategia clara. Lo ha hecho en Gerdau-Sidenor. Te dice que quiero 14 días más de flexibilidad y 10% menos de salario, si hay interlocutores que entran a negociar es evidente el final., Porque prefieres una reducción salarial del 5% en vez del 10%. Ahí no nos podemos meter los sindicatos. El sindicato que se coloca ahí traiciona a la clase trabajadora. Es una política muy complicada y no se puede defender. En Sidenor, la patronal ha mandado el mensaje que da igual que hayáis hecho una huelga de 26 días porque he pasado el cepillo.

¿Cómo se puede parar?

Situarse ante la nueva realidad: hacer frente a la patronal donde tira las condiciones laborales y salariales, es decir en las empresas. Vamos a discutir en las empresas. Cuando hay un sindicato, en este caso LAB, que para defender una firma de un convenio del comercio general en Gipuzkoa, nos dice que mantener, incluso mejorarlo, es un avance porque no nos van a aplicar el Estatuto de los Trabajadores, nos quiere decir que lo que viene es peor, por lo que cualquier firma es mejor. Esa máxima no tiene límite. ELA firma también convenios de sectores. Hemos peleado y pelearemos siempre. Nuestros criterios están referenciados en el IPC, cláusula inaplicación y de ultraactividad. Son tres elementos inamovibles. Uno se coloca en que está dispuesto a hacer y qué hay, porque, de lo contrario, la deriva es impresionante. Se trata de bajar, bajar y bajar hasta encontrarse con la patronal, que está en las catacumbas.

UGT y CCOO en el Estado firmaron con la patronal acuerdos del 0,60%, ¿qué le parece?

Sí, hicieron eso. Y Rajoy respondió con la reforma laboral. Al final tragan todo.

¿Existe alguna patronal más sensible, más consecuente?

No, la patronal está en un estado de euforia y de orgasmo permanente desde que se aprobó la reforma. Rajoy les da lo que incluso pensaban que no les iba a dar. Y después, incluso, ha ido corrigiendo lo que le han propuesto los empresarios. Tienen la llave y no la entrega. Se negocia como en el Estado español: moderación salarial y sin cláusulas antirreforma, o aquí no hay convenios.

¿Solo les queda el despido libre?

El despido es libre desde hace muchos años. Otra cosa es que sea más caro o más barato. Una cosa es que sean 45, 33, 20 días a pagar; lo que quieren es abaratarlo. Libre es. Porque no hay ningún ámbito de esta vida en el que el juez diga que lo ha hecho un empresarios es improcedente y, en vez de rectificar, compra lo que ha hecho mal, te indemniza por salirse con la suya: el despido. Ahora quieren que sea gratis. Apostar por un futuro desregulado, en el que el trabajador va a pasar los siguientes meses mal es malo para el trabajador, pero nefasto para la empresa.

¿A qué se refiere?

Para nosotros es muy importante la deslegitimación social de la patronal, porque no puede ser y seguir siendo quien active este país. El objeto de la patronal no es crear empleo, sino ganar dinero. Para eso, le hacen falta trabajadores. Le decimos que cada uno tiene papel y derechos. Tenemos que reclamar y conseguir que los trabajadores tengan la parte de riqueza que les corresponde. En época de crecimiento fue para abajo y ahora va peor todavía. Ya lo dijo la ministra española Fátima Bañez, cuando presentó la reforma que iba a haber un antes y un después; sí, a peor.

¿Hay posibilidad de llegar acuerdo sindical para hacer frente al problema de la negociación colectiva?

No tenemos problema en sumar con aquellos que de verdad quieran hacer frente a la reforma. Lo que no podemos es sumar con aquellos que está encantados con la centralización de la negociación colectiva, o quienes aceptan cualquier condición en convenios que ni siquiera son un mínimo obligatorio. Para llegar a un acuerdo, las centrales sindicales necesitan realizar una movilización donde los ámbitos sean vinculantes, donde los convenios sean vinculantes. La reforma es clara: los convenios sectoriales provinciales no son el mínimo de aplicación y los convenios de empresa son prioritarios en determinadas materias como salarios, horas extras, jornada, entre otros.

Pero, son menos.

Sí. Pero es un problema serio. Es una irresponsabilidad que los sindicatos no aceptan el ámbito de la empresa para hacer frente a los privilegios de la patronal.

«Los conflictos aumentarán en otoño y vamos impulsarlos allí donde cercenen derechos»

¿Aumentará los conflictos en otoño?

Van a aumentar más. ELA va a tratar de conseguir todos aquellos convenios de empresa que sitúe en mejores condiciones a los trabajadores. Si para ello hay que ir al conflicto, no renunciaremos. Vamos a impulsar conflictos allí donde la patronal pretenda cercenar derechos a los trabajadores.

A su juicio, ¿la patronal ha actuado de forma irresponsable con este país?

En vez de apostar por avanzar como país, pretende que los trabajadores seamos más pobres, tengamos menos derechos y menos garantías. La patronal es un peligro social. sin duda.

Y, ¿el Gobierno vasco?

Tiene que decidir si va a equilibrar las relaciones laborales donde tiene competencia y pueden condicionar, o si va a seguir dando a la patronal todo lo que le pide y va a seguir ejerciendo de ariete de la patronal. Es muy complicado ser garante de los derechos de los trabajadores y, a la vez, ser patronal. Cuando ejerce de patronal baja salarios, quita pagas, precariza y subcontrata de forma indiscriminada.

Y elimina las 35 horas

Eso es, elimina las 35 horas. Con todo esto ya está realizando una declaración de principios en qué lado está. Nos gustaría que no fuera así, pero es difícil no tenerlo en cuenta en el análisis.

¿Cómo interpreta el portazo de la patronal a Urkullu?

Es muy bueno. Algunos descubren a la patronal ahora. Ha habido dos intentos de pactar una interprofesional y dos fracasos por el veto patronal. La patronal quiere traer las condiciones laborales y contenidos del Estado español aquí. Y utilizar cada una de las posibilidades que les otorga la reforma. Es imposible el acuerdo, así. El Gobierno vasco puede pasarle factura.

¿En qué?

En regular una comisión de inaplicación con dificultades respecto a lo que dice Madrid. Tiene posibilidades de meter mano a la formación continua. La patronal es un lobby que se financia con dinero público, para ir contra la clase trabajadora. El lehendakari tiene instrumentos para equilibrar y pasar factura, Lo que veo hoy no me da una pista que el Gobierno de Gasteiz vaya a ir por ese camino.

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julio 17, 2013

Lucha de clases y sentido de la vida: el motor de la historia

Iturria: Pedro Antonio Honrubia Hurtado / Kaos – 2013/07/17

El sentido de la vida no solo no es algo del pasado, sino que no podrá serlo nunca. El sentido de la vida es, junto a la lucha de clases, el motor de la historia. O, dicho de otro modo, la lucha de clases no puede ser entendida sin analizar su relación con las cuestiones de sentido de la vida…

Nuestra realidad hoy es el fruto de un proceso histórico, desarrollado a la luz de la lucha de clases, donde las cuestiones de sentido de la vida han jugado un papel fundamental, aunque a no pocos intelectuales hablar en estos términos les parezca propio de un pensamiento irracional  casi primitivo y, por tanto, impropio de la modernidad, donde, se supone, estas cuestiones han quedado superadas y relegadas a espacios privados de alcance personal y subjetivo, desde donde reminiscencias del pasado se pueden hacer presentes con normalidad.

Nosotros, en cambio, pensamos que tal hipótesis no puede estar más equivocada: nuestra sociedad actual no solo maneja sus propios códigos de sentido que le han permitido ser lo que es hoy y funcionar como funciona en la actualidad, sino que, además, sin analizar estas cuestiones a lo largo del proceso histórico que ha vivido occidente en los últimos siglos, es imposible comprender ninguna de las dos cosas: ni el proceso histórico como tal, ni la situación actual.

El sentido de la vida no solo no es algo del pasado, sino que no podrá serlo nunca. Ni en esta ni en ninguna otra sociedad. El sentido de la vida es, junto a la lucha de clases, el motor de la historia. O, dicho de otro modo, la lucha de clases no puede ser entendida sin analizar su relación con las cuestiones de sentido de la vida. Son estas cuestiones las que permiten, en última instancia, que una determinada ideológía de clase dominante pueda ser asumida como ideología hegemónica por el conjunto de la sociedad, sometiendo así a las clases dominadas a los intereses de las clases dominantes, cuyo modelo de sociedad hacen suyo y, por ende, actúan en defensa de los intereses de la clase dominante como si estuvieran defendiendo con ello los suyos propios. Lo que la lucha de clases es en el plano de la realidad material, el sentido de la vida, como reflejo de ésta, lo es en el ámbito de la hegemonía cultural. No hay hegemonía cultural que no se haya basado en cuestiones de sentido de la vida para imponerse socialmente, y no hay proceso de cambio revolucionario real que, a una vez que se desarrolla al amparo de la evolución y los cambios en la estructura económica, no esté relacionado, de una forma o de otra, con cuestiones de sentido de la vida.

La imposición de una hegemonía de clase, principalmente si está basada en el consentimiento como principal mecanismo de acción existencial, toma siempre de las cuestiones de sentido su carácter hegemónico.

Así, cuando los códigos de sentido que son propios de ese modelo hegemónico son mayoritariamente asumidos como válidos por el global de la sociedad, tanto por los miembros de las clases dominantes, como, sobre todo, por los medios de las clases dominadas, el consentimiento, la aceptación social de la hegemonía, es un hecho. En cambio, cuando estos códigos de sentido comienzan a tambalearse, incluso aunque la hegemonía se pueda seguir sustentando sobre la imposición de la violencia, la represión y la coacción, tal hegemonía habrá entrado en una profunda crisis de la que difícilmente podrá salir victoriosa a la larga, salvo que sea capaz de volver a imponer sus códigos de sentido como mayoritariamente aceptados y compartidos por el conjunto de la sociedad, ya sean los mismos que habían dejado de ser efectivos y habían provocado la crisis de hegemonía, ya sean otros que resulten de la reformulación y adaptación al proceso histórico de esos primeros, o ya sean unos nuevos que nazcan a la luz de lo acontecido en las luchas sociales y políticas, así como en las transformaciones de tipo económico, que son propias a todo periodo de crisis de hegemonía. Un periodo en el que, como afirmase Gramsci, los viejo no termina de morir y lo nuevo no acaba de nacer.

Por ello, los momentos más potencialmente revolucionarios, entendiendo por revolución el avance hacia un cambio de modelo que contenga cambios de orden cualitativo y no meramente cuantitativo, no son, lejos de los que se pueda creer desde una perspectiva marxiana clásica, los momentos de mayor penuria en la condición económica de las clases explotadas, sino los momentos donde, unida a los condicionamientos económicos, la cuestión de sentido entra en crisis, donde los sujetos de una sociedad se rebelan contra el sistema socio-cultural hegemónico, cuando ya no aceptan como eficientes los criterios socio-culturales de sentido impuestos por las clases dominantes. Gramsci lo llamaría crisis de hegemonía. Si bien es cierto, claro, que cuanto peores son las condiciones económicas de la sociedad mayor será la posibilidad de que tal sociedad, al menos en lo que toca a sus clases dominadas, acabe por perder la confianza en la plena incuestionabilidad del sacro hegemónico establecido y, en consecuencia, deje de hacer suyas las respuestas de sentido que emanan de él.

Cuando la vida del hombre carece de sentido, mejor dicho, cuando el sistema socio-cultural impuesto ya no es capaz de satisfacer las exigencias de sentido vital de la mayoría de sus ciudadanos, cuando el modelo sacro/religioso hegemónico dejar de ser absoluto e incuestionable per se, entonces la revolución, no solo política o económica, sino en su máxima expresión como revolución civilizatoria, está próxima, es inminente. Por el contrario, mientras las clases desfavorecidas encuentren acomodo en el sistema social que los explota y ello quede justificado por una cuestión de sentido, ya pueden ser periodos de hambre y penuria, de recortes sociales o cualquier otra forma de ataque contra los derechos e intereses de las clases explotadas, que pocos serán los cambios en el sistema económico y social imperante ya que, pareciera, lo que más atormenta al ser humano a lo largo de la historia no es el hambre, que es ley de la naturaleza buscar comida cuando no se tiene, si no el desconocer la finalidad de su existencia. El hambre produce revoluciones políticas coyunturales que, incluso, pueden llegar a ser reversibles y remplazadas con el tiempo por aquel mismo modelo político y económico al que habían conseguido derrocar temporalmente -como trístemente sabemos por propia experiencia en nuestra historia socialista revolucionaria-, pero solo la decadencia en los modelos de sentido produce revoluciones civilizatorias. La historia está llena de ejemplos.

No es, pues, como pensaba Hegel, la lucha por la libertad y el reconocimiento lo que mueve la parte “thymótica” de la existencia en su evolución, como motor de la historia, a través del proceso histórico. Es la capacidad -o no- que tenga una determinada ideología dominante, es decir, vinculada a una determinada realidad concreta expresada en lucha de clases, de someter tales deseos a los códigos de sentido que le sean propios como ideología dominante, viendo con ello los individuos saciados sus deseos más profundos, incluidos aquellos que nacen de la lucha por la libertad y el reconocimiento.

Tales deseos no son ni podrían ser nada, de no ser por su vinculación con la lucha de clases, es decir, por su relación entre diferentes sujetos, integrantes de diferentes clases sociales, que representan intereses antagónicos, y que, efectivamente, solo pueden ser entendidos, unos y otros, sobre su comparación con su opuesto, pero no desde la base de querer y poder apoderarse, como expone la dialéctica hegeliana, de aquellas cosas que son también deseadas por quienes no pueden poseerlas ni apoderarse de ellas cuando otro ser humano ya lo ha hecho, sino desde la percepción que cada cual pueda tener de su capacidad para controlar -o no- el devenir de su propia existencia, la capacidad para satisfacer –o no- sus propias necesidades vitales y, por supuesto, su relación con la propiedad -o no- de los medios de producción que han de servir para abastecer de lo necesario para la satisfacción de tales necesidades.

Las clases dominantes son clases dominantes porque existen clases dominadas, y los sujetos de las clases dominantes solo se pueden reconocer como tales porque existen sujetos a los que pueden percibir como dominados, eso es cierto. Pero, precisamente, por esa misma razón, si fueran la lucha por el reconocimiento y la búsqueda de la libertad, en sí mismos, los valores y motivos que mueven al hombre a actuar y a mover la historia, a llevarla desde unos estados civilizatorios a otros, nunca el sujeto de las clases dominadas aceptaría someterse, por consentimiento, al orden social representativo de los intereses de clase de la clase dominante, pues, en su comparación con ésta, se reconocería a sí misma como clase dominada, y ello impediría que pudieran sentir saciados ni sus deseos de libertad ni sus ansias de reconocimiento respecto a ese otro -como afirma Hegel-, pues ni es libre ni es reconocido socialmente aquel que es excluido del poder político y económico y es relegado a una situación de sumisión y explotación, y si en algún momento acepta tal situación como válida o natural, no será porque su miedo a la muerte o cualquier otra cosa semejante le haya paralizado en su afán de ser reconocido o en su lucha por la libertad, sino que será porque el “otro”, la clase dominante, habrá conseguido convencerle, por vía del sentido, de que así lo haga.

Lo que fusiona en un mismo proyecto histórico a dominados y dominantes, no es ni el Estado –como afirma Hegel- ni la coacción que se pueda imponer a través del mismo, es el sentido de la vida, son las hermenéuticas de sentido que se desarrollan  al amparo de la dialéctica existente entre los deseos e intereses de las diferentes clases sociales, pero expresada en forma de hegemonía cultural, política, económica e ideológica de la clase dominante.

El Estado es un mecanismo más en manos de las clases dominantes, pero por sí mismo no es capaz de poder garantizar la unión de intereses, en un mismo proyecto histórico, o, mejor dicho, la confusión de intereses de las clases dominantes y las clases dominadas en un mismo modelo de sociedad histórica. De hecho, cuando ha logrado hacerlo no ha sido sobre la base de su capacidad de coacción, sino sobre su transmutación ideológica en un proyecto colectivo, de tipo emocional y profundamente vinculado con cuestiones de sentido, como es la “nación”, agente ideológico que otorga sentido de identidad y pertenencia, esto es, sentido, a la vida de las personas, y que absorbido por la ideología burguesa en no pocas ocasiones consigue confundir al individuo de la clase dominada y hacerle creer que forma parte de un mismo proyecto común de intereses colectivos no determinado por relaciones de clase, sino por la común pertenencia a una misma colectividad de intereses: tal cual ha sido y es el modo de funcionamiento del nacionalismo burgués como ideología.

La dialéctica del amo y el esclavo de la que Hegel nos habla no puede ser, pues, una simple cuestión de deseos innatos, de luchas por la satisfacción de estos o aquellos deseos, sino una cuestión de realidades materiales y sociales, reflejada, como bien viese Marx, en forma de lucha de clases. La lucha de clases es el motor de la historia y se expresa, desde el punto de vista del “thymos”, no en deseos satisfechos o insatisfechos, sino en cuestiones de sentido que sirven para anular o enmascarar éstos, independientemente de que estén o no estén satisfechos. De hecho, mientras exista un código de sentido que se imponga como hegemónico, tales deseos no podrán aparecer, ante la consciencia de los hombres, sino como satisfechos.

El intocable de la India que se sienta satisfecho con su condición de tal, porque esté firmemente convencido de que es un producto del karma y que, por tanto, debe asumirlo así, y actuar en consecuencia, para poder evolucionar, en la siguiente vida, hacia otra de las capas superiores de la sociedad hindú, jamás de rebelará contra el sistema de clases que hace posible esa realidad social, ni despertará deseos ni de libertad ni de reconocimiento alguno, tampoco se verá como esclavo, ni como un marginado, ni como un oprimido, y si alguno de estos pensamientos apareciera, si no le hace dudar de tales códigos de sentido que dan explicación y valor a su realidad subjetiva como miembro de una clase explotada, humillada y marginada, serán rápidamente anulados por el efecto de sus propias creencias y sus propios códigos de sentido interiorizados. Los guerrilleros maoístas, en cambio, que han dejado de creer en tal modelo de sentido, sí están dispuestos a luchar a muerte contra el sistema político y económico que hace posible la división de clases en la India, y no porque les mueva ningún deseo innato de libertad o reconocimiento, sino porque han comprendido que la libertad de los oprimidos solo podrá venir de la mano de la derrota de los opresores y el derrocamiento del sistema político y económico que los ampara, incluido, por supuesto, el propio código de sentido que le es inherente y que sirve para que otras muchas personas que siguen creyendo en él, pese a ser de clases oprimidas, no piensen siquiera en liberarse de su situación, pues para ellos tal liberación se deberá dar en la próxima reencarnación y no en esta vida de miseria y explotación que viven ahora. Ningún guerrillero creerá verdaderamente en el karma ni en nada de la metafísica hinduista que justifica el sistema de castas.

Así, como afirma Zizek, “cualquier universalidad que pretenda ser hegemónica debe incorporar al menos dos componentes específicos: el contenido popular auténtico y la deformación que del mismo producen las relaciones de dominación y explotación. […] La hegemonía ideológica no es tanto el que un contenido particular venga a colmar el vacío universal, como que la forma misma de la universalidad ideológica recoja el conflicto entre (al menos) dos contenidos particulares: el popular, que expresa los anhelos íntimos de la mayoría dominada, y el específico, que expresa los intereses de las fuerzas dominantes.[1].

Las clases dominantes, cuando uno de estos proyectos tiene éxito, consiguen así imponer su ideología dominante sin necesidad de que ésta exprese únicamente la defensa de sus intereses de clase, sino que también es capaz de abrir un espacio, real o imaginado, para que los sujetos de las clases dominadas puedan verse reflejados en lo propuesto, a nivel de códigos de sentido, por tal ideología dominante, y, con ello, puedan sentir que sus deseos más profundos, tanto a nivel de identidad, como a nivel de reconocimiento, como cualquier otro deseo que pueda adquirir un carácter similar (el deseo de pertenencia a una comunidad que comparte un proyecto de vida y unas finalidades históricas colectivas, por ejemplo, citado por Zizek como clave en el éxito del fascismo entre las masas de varios países durante la primera mitad del siglo XX), se están viendo plenamente satisfechos. Ello, finalmente, genera una adhesión emocional del sujeto al normal funcionamiento del sistema que garantiza su implicación no solo en el normal funcionamiento del mismo, sino, llegado el caso, incluso en la defensa del mismo de cualquier peligro que pueda amenazarlo.

La lucha de clases, pues, es el motor de la historia. Pero esa lucha de clases tiene una forma de hacerse presente en los hombres ante la historia, y esa forma no es otra que las cuestiones relacionadas con las hermenéuticas de sentido hegemónicas, con las cuestiones de sentido de la vida. La lucha por apropiarse de la hegemonía cultural, expresada en forma de hermenéutica de sentido dominante, es una manifestación fundamental de la lucha de clases, es, ella misma, lucha de clases. Las clases sociales no solo se enfrentan por el control de los medios de producción, sino que lo hacen también -deben hacerlo- por el control del dominio sobre las cuestiones de sentido de la vida. Cuando una de ellas consigue apoderarse de tal control e imponer como hegemónica su propia ideología expresada en forma de hermenéutica de sentido, su control sobre el resto de clases sociales, y, por tanto, sobre los medios de producción, está garantizado.

De la misma manera, si una clase dominada quiere derrocar a la clase dominante, además de ser absolutamente necesario que sus integrantes hayan dejado de asumir como propio el marco de sentido que les estaba proporcionando como válido y universalmente aceptable la clase dominante, debe de luchar también por imponer su propio código de sentido dominante, y solo en aquellos casos donde la sociedad pudiera funcionar sin la existencia de clase social alguna, porque la acción de las clases dominadas, en su lucha contra el poder de las clases dominantes así lo haya logrado, la hermenéutica de sentido que sea propia de esa sociedad no expresará hegemonía alguna, sino el verdadero estado de la evolución histórica en que el antagonismo de clase habrá dejado de existir y, por tanto, el proyecto de sentido será verdaderamente un proyecto colectivo donde los intereses de todos los miembros de la sociedad se fusionan en un mismo proyecto histórico.

Se dará entonces una hegemonía cultural y una hermenéutica de sentido que ya no será el reflejo del dominio de una clase sobre otras, sino la expresión simbólica, en el mundo de las ideas y de la consciencia social, de la inexistencia de dominio, esto es, de una sociedad basada en la justicia social, la cooperación mutua, la igualdad y la solidaridad: “de cada cual según sus capacidades, a cada cual según sus necesidades”.

A su vez será esa sociedad donde los sujetos que en ella vivan ya no darán sentido a sus vidas a través del egoísmo, el individualismo o la competitividad, pues, de acuerdo a las propias necesidades del sistema productivo, convertidas en hermenéutica de sentido como expresión ideológica de tales necesidades, serán la solidaridad, la cooperación, la identidad en la igualdad y la confianza en la justicia social lo que hará de esos seres humanos los sujetos virtuosos que la propia estructura económica de la sociedad demande, y, con ello, no habrá el menor espacio ni al conflicto social por cuestiones económicas ni a la cosificación de los seres humanos por el efecto de su tener, esto es, expresados a través de tales relaciones de posesión, en la terminología de Fromm, como meros exponentes del modo de existencia vinculado al tener, sino que será la sociedad del ser humano en su máxima expresión como sujeto referido al modo de existencia del ser: el sujeto comunista.

julio 16, 2013

La clase obrera hoy: canis e informáticos

Iturria: kaosenlared.net – 2013/07/14

Escrito de Nega (Los Chikos del Maíz) en respuesta a Pablo Iglesias.

Mi bisabuela murió en una cárcel franquista, desnutrida y enferma de tuberculosis, fue torturada salvajemente por la Guardia Civil para que confesara el paradero de dos de sus hijos, fugados dirigentes de la CNT en Valencia. Analfabeta y criada en el campo, no hizo otra cosa durante toda su vida que fregar suelos de señoritos desde los nueve años. Probablemente sufrió alguna vejación o abuso de tipo sexual por parte del señorito, los amigos o hijos del mismo; era lo habitual en la época. Siempre se consideró a sí misma de la clase obrera.

Mi tía y mi abuela (sus hijas) tampoco hicieron otra cosa que fregar suelos de señoritos desde los nueve años. Como mi abuela era muy bajita para su edad y no llegaba a la pila para poder fregar los platos, el señorito le habilitó un taburete para que alcanzara a fregar los platos con facilidad, qué atento. Siempre se consideraron a sí mismas de la clase obrera.

Mi madre empezó a trabajar en una fábrica a los trece años, pero con el tiempo y dada la reconversión industrial que el PSOE llevó a cabo en los años ochenta, terminó fregando suelos, escaleras y platos de señoritos. Un poco menos señoritos (sin violaciones y guantazos con la mano abierta) pero igual de explotadores. Familias pequeño-burguesas del centro de la ciudad en las que todos los hijos van a la universidad y la madre, de profesión liberal, carece de tiempo para atender los quehaceres domésticos. Entonces acude a limpiar la madre de la periferia que, por cierto, siempre se consideró a sí misma de la clase obrera.

No es una tradición familiar o una maldición, mi familia por parte de madre no tiene ningún apego especial por fregar los suelos ajenos. El fenómeno tiene una explicación racional y sociológica: se trata de la reproducción social del sistema y sus relaciones de producción y poder. Para que algunos tengan chalet en la playa y un Mercedes de gama alta, otros tienen que fregar suelos y escaleras. O trabajar en fábricas. O reparar instalaciones eléctricas. O hacer prácticas gratis. O servir mesas un sábado por la noche a seis euros la hora. Lo interesante es que las tres generaciones (mi bisabuela, mi abuela y mi madre) siempre se identificaron con la clase obrera sin necesidad de ser hombres y levantar barricadas con un mono azul de trabajo. Tanto mi bisabuela como mi abuela en el prefordismo como mi madre durante el fordismo y el postfordismo, sufrieron una precariedad salvaje, de hecho ninguna de las tres tuvo jamás un contrato de trabajo como empleadas de hogar: sin cotizar, sin paro, sin vacaciones, sin poder ponerse enfermas, etc. Precariedad en estado puro, sea en los años 30, en los 60 o en los 90.

La precariedad —aunque según algunos autores pudiera parecerlo— no es ninguna novedad ni el último grito en las relaciones laborales. La clase obrera la viene sufriendo desde que el que el capitalismo es capitalismo y el trabajo asalariado se convirtió en civilización y no es otra cosa que unas condiciones de trabajo lamentables y abusivas. Las jornadas de 14 horas en los telares, los mineros  sin seguridad, los jornaleros que no cobraban si ese año la cosecha era mala, el servicio que vivía encerrado en la casa del señorito, el obrero subido en el andamio… ¿No es precariedad? Por supuesto que sí, no deja de ser curioso que Los santos inocentes se ubique cronológicamente en pleno auge fordista, benditas contradicciones postmodernas. Pero entonces llegó Negri (seguido por su coro de creyentes) y nos dijo que la precariedad era algo novedoso, tanto que acuñó un nuevo término: el precariado. En realidad —y es bastante significativo— el término proviene de la Fundación Friederich Ebert, vinculada al partido socialdemócrata alemán (SPD). Un nuevo tipo de asalariado que sufría la precariedad, es decir, unas condiciones laborales precarias, en el marco del nuevo capitalismo post-industrial caracterizado por su inmediatez, su flexibilidad y su prevalencia de lo simbólico sobre lo material. ¿Y esto cómo se traduce? En que mi madre friega platos ajenos y es clase obrera. Pero si la que friega platos ajenos es una joven con carrera y un máster que habla tres idiomas y milita en Juventud Sin Futuro no es clase obrera (y vaya por delante que me parece que hacen una grandísima labor) es un nuevo sujeto emergente, es precariado, intelectual además. Se traduce en que una camarera es clase obrera siempre y cuando sea una choni que será camarera el resto de su vida, si está de camarera para pagarse los estudios de Ciencias Políticas no es clase obrera, es un nuevo sujeto emergente incapaz de identificarse con la clase obrera insertado que refuerza el intelecto colectivo en el semiocapitalismo menuda tesis doctoral me está quedando bla bla bla.

La lectura es insultante: la clase obrera puede ser precaria, siempre lo fue, pero cuando la clase media (recientemente empobrecida) visita los infiernos de la precariedad y el abuso laboral, se deben parar las rotativas y la izquierda académica occidental —curiosamente proveniente en su mayoría de la clase media─ se pone a teorizar nuevos paradigmas; saben cuidar de los suyos. Uno de ellos es la figura del reponedor de supermercado, santo grial de la izquierda postmoderna y a tenor por cómo se encumbra su figura, legión en nuestra sociedad. En realidad el reponedor ha existido siempre y es prácticamente paralelo a la revolución industrial, el primer supermercado se remonta al año 1852 en París cuando se instala la Maison du Bon Marché en la calle Sévres. Tan solo diecinueve años después estallaba la Comuna de París; los reponedores a pie de barricada desde el día uno. Pero sigamos.

Me contaba Pablo Iglesias que en sus clases pregunta quién ha trabajado alguna vez y la mayoría levantan la mano, que posteriormente pregunta quién está sindicado y absolutamente nadie la levanta, signo inequívoco de la sociedad postindustrial y el carnaval de identidades. Yo creo que debería hacer una tercera pregunta: ¿Cuántos de los que trabajáis pensáis seguir en ese trabajo una vez terminada la carrera? La respuesta sería obvia y ahí reside el nudo gordiano del llamado precariado: no es  ninguna nueva clase social, es la clase media que eventualmente (o eso creen ellos) visita la clase obrera. Su trabajo de camarero, de reponedor o de teleoperadora, lo consideran algo eventual, transitorio y circunstancial ya que, su verdadera meta y por la que han estudiado cinco años de carrera y dos másters,  es alcanzar un puesto de abogado, de profesor de universidad o de médico o arquitecto. Algo completamente respetable y comprensible, nadie quiere ser camarero después de estudiar cinco años de antropología o arquitectura. Por ello y dada esa mentalidad que visita la clase obrera como algo transitorio, no se sindican; sindicarse es de curritos. Muy probablemente si Pablo hiciera esas preguntas en una clase de Formación Profesional en un instituto de barrio, el resultado variaría notablemente pero lo verdaderamente interesante es cómo el concepto precariado no es que flirtee con el reformismo es que sencillamente se cepilla 150 años de sociología marxista: las clases sociales ya no se constituyen en base a dueños y no dueños de los medios de producción sino en base al capital cultural y formación de cada cual, de ahí que para muchos la sociedad de clases haya sido sustituida por la sociedad del conocimiento, artificiosa y efectiva trampa. Un camarero siempre fue la clase obrera ya que no es dueño del medio de producción pero ahora no, ahora es precariado porque tiene dos carreras y desempeña un trabajo que no se corresponde con su formación. En realidad podría tener diez carreras, pero si trabaja de camarero y no es dueño del bar y por tanto del medio de producción, sigue siendo de la clase obrera. Pero por lo visto a la clase media le resulta incómodo identificarse con la clase obrera. Querido Pablo, ningún alumno responde que sí está sindicado porque sería como preguntarle a un fontanero si juega al golf: sindicarse es propio de la clase obrera no de la clase media. Los estudiantes sencillamente responden a su perfil de clase. Y digo clase media porque los universitarios en este país siguen siendo unos privilegiados, incluso antes de la temida ley Wert.

Los datos no dejan lugar a dudas, el 24,9 % de los jóvenes españoles de entre 18 y 24 años no cursaban ningún tipo de ciclo educativo ni de formación en 2012. Sobra mencionar  el estrato social al que pertenecen estos excluidos: son los que no ven La Tuerka ni emigran a Londres (me atrevería a decir que tampoco paran a Pablo Iglesias para felicitarle). Y un pequeño aviso para navengantes: será imposible una transformación social sin contar con ellos, por muy horteras que nos resulten sus Nike con muelles o sus zapatos de plataforma y sus colas de caballo. Ya en plena explosión de la Universidad de masas en los años sesenta, Bourdieu nos demostró empíricamente que la educación no es el dispositivo que de alguna manera facilita la movilidad social sino que de forma velada, reproduce y perpetúa el sistema de clases, convirtiendo la universidad en «la elección de los elegidos». De hecho en nuestro país y según datos del propio Ministerio de Educación, menos el 10% de universitarios son hijos de padres no universitarios. La obra llevaba el apropiado título Los Herederos: los estudiantes y laCultura. Yo entiendo que estudios como el de Bourdieu o estos datos incomoden a cierta izquierda académica pero la realidad está ahí fuera y nuestro joven promedio no  tiene dos carreras y emigra a Londres: no ha terminado la E.S.O. y fuma porros en el parque y sobre todo, Campofrío no le dedica un nauseabundo anuncio comercial. La laureada «generación mejor preparada de la historia» es una falacia. No es una generación, pues se trata de una minoría específica. En cambio una gran mayoría (invisible para los medios y la izquierda) no alcanza estudios universitarios, ni siquiera termina la secundaria. Aunque pudiera parecer lo contrario, en este país hay más jóvenes que abandonan la E.S.O. que jóvenes con dos másters, no en vano encabezamos la lista de fracaso escolar europeo. También es muy significativo que hoy se hable de «exilio económico» en referencia a los jóvenes altamente cualificados que emigran. En este país a los emigrantes andaluces que se buscaron la vida en Catalunya o a los millones de emigrantes que marcharon en los años 60 rumbo a Alemania o Francia nunca se les llamó «exiliados económicos», siempre fueron emigrantes. Por lo visto el calificativo de exiliado económico es sólo para los altamente cualificados. Lo que nos lleva a Owen Jones y la lectura equivocada que, a mi juicio, hace Pablo Iglesias de esa obra monumental que es Chavs, la demonización de la clase obrera. Debo confesar que yo mismo le regalé el libro con la vana esperanza de ver alteradas sus posiciones post-modernas y post-obreristas porque, aunque le dedique este artículo acusándolo de vil reformista académico, lo aprecio y le quiero un montón.

El debate no es si la clase obrera es representada por un obrero de mono azul o una reponedora. La clase obrera no es ni ha sido nunca un ente inamovible ajeno a las mutaciones del capitalismo. La clase obrera se ha ido transformando al compás de las propias transformaciones capitalistas y por tanto, obviamente, su representación varía en función de muchos factores: histórico, geográfico, cultural, etc. En Europa en los años cincuenta era representada por el obrero fordista de mono azul, pero en los años treinta en España era la gente pobre del campo la que nutría masivamente las filas de la CNT. Es muy revelador estudiar muchos carteles de la época en los que se apelaba a dependientes y camareros, a nutrir las filas de la clase obrera contra el fascismo. En la Venezuela bolivariana era representada por un militar de origen humilde como era Chávez o en la actualidad por un conductor de autobuses llamado Nicolás Maduro. En Bolivia por un sindicalista al que le cierran el espacio aéreo europeo (pero ya no hay imperialismo ¿verdad?). En la Andalucía del siglo XXI la clase obrera es representada por un profesor de instituto y alcalde llamado Sánchez Gordillo y un jornalero sin estudios llamado Diego Cañamero. En Vigo por los trabajadores de astilleros que se están movilizando estos días. Quizá en Madrid es representada por un camarero o una cajera de supermercado pero cuando la marcha minera entró en el Paseo de la Castellana, fueron los mineros leoneses y asturianos los que representaban a la clase obrera y al conjunto de los explotados, aunque fuera por unas horas. Ese no es el debate, la clase obrera es flexible y multiforme y está ahí para ser representada, dicha representación variará según las circunstancias. El debate interesante es que, si a un camarero le cuesta identificarse con la clase obrera no es porque ésta no pueda representarle (pudo hacerlo en el pasado y lo hará en el futuro) sino porque una legión de teóricos le dice que no debe identificarse con ella, que la clase obrera es un anacronismo del pasado, que ahora es 99%, precariado o un nuevo sujeto emergente. Lo más irónico de todo es que la primera revolución socialista sobre la tierra se diera en un país cuya clase obrera se encontraba en insultante minoría. Pero nada, podéis seguir pensando que sin mono azul masculino no hay paraíso: me decía Jorge Moruno por Twitter (afilada pluma de la izquierda postmoderna en nuestro país y responsable del blog La Revuelta de las neuronas) que la clase obrera no puede representar a todo el conjunto de los explotados. Y obviamente, mientras sigáis pensando que la clase obrera es únicamente un tipo con mono azul que fuma ducados, seguiremos nadando en ese mar de incertidumbre y relativismo que tanto parece gustaros a los postmodernos. El problema es que cierta izquierda, erróneamente a mi juicio, ha convertido fordismo y clase obrera en un binomio indisoluble. Craso error: la clase obrera existía antes del fordismo, existe en el postfordismo y existirá mientras haya un cabrón repartiendo sobres de dinero en cuentas B. De hecho ni Marx ni Engels (unos tipos que sabían algo de la clase obrera) conocieron el fordismo. El problema no es si la clase obrera obrera puede representar a todos los explotados, la cuestión es que la clase obrera está ahí para ser representada como herramienta aglutinante, sea un jornalero sin estudios, sea un líder sindical andaluz, sea los trabajadores de tierra del aeropuerto del Prat ocupando las pistas o sea Pablo Iglesias en un plató de La Sexta, dependerá de cada contexto. Pero claro, la cuestión del liderazgo pone nerviosa a la izquierda postmoderna, mucho más proclive a empantanarse en horizontales y eternas asambleas que nunca (y corríjame quién crea oportuno si me equivoco) sirvieron de mucho. El problema es que si hablas de liderazgo (o liderazgos en plural como apunta acertadamente el profesor Monedero) automáticamente se produce un proceso químico en algunas cabezas que les hace ver a Stalin hasta en las cajas de cereales.

Pablo Iglesias cita Chavs y se queda en la punta del iceberg: que la clase obrera ha sufrido transformaciones no es ninguna novedad. La tesis principal del libro no es dicha transformación sino la posterior criminalización e invisibilización que la clase obrera viene sufriendo desde hace dos décadas. Invisivilización que toma cuerpo en el idílico y egocéntrico retrato que el citado profesor de la Complutense hace de ‘los de abajo’, retrato que alimenta sus presupuestos teóricos postobreristas: hay sitio para el migrante (y me tendrá que explicar por qué un albañil ecuatoriano es antes migrante que albañil), para el estudiante (que por supuesto es camarero de forma eventual para el día de mañana ser arquitecto), para el reponedor, el teleoperador, la cajera de supermercado y el parado de larga duración y en definitiva para cualquier sujeto que valide el carnaval de identidades y elimine a la clase obrera como sujeto histórico y dispositivo aglutinante. Incluso se atreve a incluir en los de abajo al grupo de amigos que monta un bar o una empresa de informática. Supongo que no se referirá a ese pequeño comercio que coacciona a sus trabajadores el día de la huelga o paga sueldos de miseria y sin contrato. Es lo que tiene no hacer divisiones sociales en función de la propiedad de los medios de producción: al final resulta que todo aquel que no lleve sombrero de copa y puro es de los de abajo, que es más o menos el lema de Occuppy Wall Street y su «somos el 99%».  El problema es que los sombreros de copa pasaron de moda.

El lenguaje no es inocente y es muy significativo que no mencione a fontaneros, albañiles, electricistas, instaladores de gas y calefacción, técnicos de electrodomésticos u operarios que suben y reparan torres de alta tensión. Curiosamente y pese a llevar mono azul de trabajo, pertenecen todos al sector servicios y no al industrial, benditas contradicciones de la postmodernidad. ¿Los obvias porque llevan mono de trabajo o porque tienen derechos? ¿O porque son oficios que implican años de aprendizaje a jornada completa que están destinados a los hijos de la clase obrera y no a los estudiantes de tu clase cuyo paso por el mundo laboral antes de terminar la carrera será a media jornada de camarero?  Invisibilización que remarca así, una innecesaria línea divisoria (que únicamente beneficia a la burguesía) entre los trabajadores precarios y los que lo son menos. Después es fácil acusar a los sindicatos de que sólo miran por sus afiliados, cuando estamos haciendo completamente lo mismo pero a la inversa. Luego no resulta extraño que los analistas extranjeros se pregunten asombrados cómo es posible que con nuestras tasas de paro y miseria no se produzca un estallido social. La respuesta es obvia: las movilizaciones en este país, del 15M a las mareas verdes y blancas, han sido dirigidas por la clase media. Es un hecho constatado, el mundo del trabajo ha brillado por su ausencia en dichas movilizaciones, empezando por el embrión de toda esta ola de protestas, el 15M. Quizá un buen comienzo sería dejar de señalar esa línea divisoria entre trabajadores precarios y no precarios. Huelga recordar que si un trabajador de la SEAT o un encofrador tiene más derechos que un reponedor no es por un ejercicio de altruismo por parte de la empresa, son fruto de dolorosas movilizaciones y de una tradición de lucha que no incluía la batucada y la recogida de formas vía Change.org entre sus métodos.  Y Pablo me dirá que los disturbios no son la victoria y obviamente no, pero han ganado muchas batallas y conseguido muchos derechos. Los disturbios en sí no representan nada, pero su presencia implica un grado de movilización y concienciación que no se da allí donde la recogida de firmas y los talleres de malabares son el Santo Grial. No sé si serán la victoria pero su presencia organizada implica posibilidades de transformación y allí dónde se producen la izquierda transformadora goza de muy buena salud, sea en Grecia vía Syriza, sea en Euskal Herria vía Bildu o sea la Barcelona de los centros sociales ocupados, las viviendas ocupadas por la PAH o las huelgas que terminan con Starbucks en llamas.

De ahí la importancia de la PAH. Es el único frente verdaderamente interclasista que es nutrido por miembros de lo más debajo de la pirámide social, así es cuando un movimiento es puede llegar a ser temible. Mientras se trate de luchas sectoriales de estudiantes, profesores o médicos, poco podemos esperar. Es muy emocionante ver en los desahucios a gente que la oyes hablar y sabes que viene de lo más bajo, que notas a la legua que en su vida se había movilizado. Es triste pero es así: los movimientos sociales están participados mayoritariamente por gente con estudios o por gente proveniente de la clase media. Nadie dijo nunca que movilizar a la clase obrera fuera algo fácil, muy pocos lo consiguieron, menos todavía los que consiguieron vencer. Y se trata de movilizar ¿no? Es entonces cuando, pellizcándome las mejillas, no doy crédito a lo que leen mis ojos: «Esos son los de abajo y sólo la miopía de cierta izquierda puede insistir en agruparles a todos bajo la etiqueta de obreros e invitarles a afiliarse a los sindicatos (ojalá pudieran). Muchos de ellos ni siquiera pueden ejercer su derecho a la huelga y, sin embargo, ellos son el pueblo». INCREÍBLE.

Esto no es real politik ni reformismo, esto es legitimar la realidad existente y negar toda esperanza de transformación social. ¿Que no pueden hacer huelga? ¿Que no pueden sindicarse? ¿Por qué motivo? ¿Porque perderán el empleo? ¿En serio? En este país —y tú lo sabes bien— hay gente que se sindicaba sabiendo perfectamente que podía perder el trabajo, con el riesgo añadido de ser torturado salvajemente en comisaría y verse privado de libertad durante una larga temporada. Y se sindicaban clandestinamente. E iban a la huelga. Asumían un riesgo elevadísimo. Me parece un auténtico despropósito que digas que los precarios ‘no pueden’ sindicarse ni ir a la huelga. Te contaré un secreto de revolucionario folk: a mí me ponen muchos los trabajadores de astilleros levantando barricadas o los mineros disparando cohetes pero con el porno no hago distinciones ya que, me ponen incluso más los informáticos:

Hace unos días sucedía algo verdaderamente insólito en nuestro país. Por primera vez un colectivo de informáticos, trabajadores de la empresa HP, iba a la huelga y conseguía una victoria parcial (consiguieron evitar la bajada de sueldos) en un ámbito laboral estrictamente post-obrerista. Si alguna profesión representa como ninguna otra al llamado precariado y los nuevos sujetos emergentes, es sin lugar a dudas la de informático: una profesión relativamente nueva, sin tradición de lucha sindical y que nunca utilizó la huelga como herramienta de presión. Y vencieron. ¿Cómo?¿Buscando una nueva identidad? ¿Reinventando ultramodernos métodos de lucha que se adapten a las nuevas necesidades del mercado flexible? ¿Reformulando  conceptos que cubran nuevas sensibilidades en el mundo del trabajo terciario-semiótico? NO. En absoluto: vencieron organizándose en un sindicato de clase (CGT) y yendo a la huelga de forma masiva e indefinida. Por supuesto que corrieron riesgos y se jugaron su puesto, pero apostaron de forma colectiva y vencieron. Podemos seguir diciéndoles a los ‘nuevos sujetos’ que no se sindiquen porque no son de la clase obrera y corren el riesgo de verse en la calle o  podemos dar un paso al frente y sacar a relucir el ejemplo de los informáticos de CGT. Podemos asumir de una vez por todas que para la clase obrera, sin sangre no hay paraíso. Que no hacen falta infinitas reformulaciones ni reinvenciones hasta el absurdo: lo que hace falta es conciencia de clase y un sindicato con agallas (en el que sé que pagas la cuota como yo). Cuando hay conciencia de clase y un sindicato digno no importa si eres informático, reponedor o estibador en el puerto. La clase obrera es temible si está organizada.

Por último y volviendo de nuevo a Chavs, te olvidas del sujeto que Jones justifica en su libro: el cani de barrio sin estudios y la choni que trabaja en la peluquería para ponerse unas tetas nuevas y que, por si alguien no se había dado cuenta, son mayoría. Ese sujeto urbano que sale con la rojigualda a la calle cuando España gana un mundial, sigue con detenimiento las nominaciones de Gran hermano y no se pierde un capítulo de Gandía Shore, entre otras cosas porque se siente identificado. Ese sujeto que sirve como carne de cañón y entretenimiento en programas como Hermano mayor, El diario de Patricia o el deleznable Princesas de barrio. O en el muy progre APM con los charnegos de barrio como centro de las mofas porque cometen errores gramaticales cuando se expresan y porque unos burros de carga sin estudios resultan de lo más gracioso para la burguesa y cosmopolita TV3. Sin olvidarnos de ‘El Neng de Castefa’ en el no menos progre Buenafuente: bakala, de la periferia, charnego y reponedor de supermercado por cierto. Los estudiantes de tu clase (ni los que escuchan a Los Chikos del Maíz o Riot Propaganda) serán nunca protagonistas en uno de estos infames espacios de entretenimiento; la clase obrera sí. Y eso es lo que denuncia Jones en su libro. La clase obrera extirpada de su orgullo y convertida en entretenimiento y motivo de mofa y escarnio por el resto de la sociedad. Lo que denuncia Jones en su libro es el elitismo de la clase media occidental, que se manifiesta en nuestro país cuando todo un profesor de Universidad Pompeu Fabra y referente de la izquierda (postmoderna eso sí) como Raimundo Viejo Viñas, sube a su Facebook la foto que acompaña este artículo y no es para denunciarla por su clasismo decadente y su elitismo, sino porque le resulta muy graciosa y acertada.

A mí también me paran muchas veces para felicitarme por el grupo. Sé perfectamente cual es mi perfil de oyente: un joven universitario preocupado por la política y la cuestión social. Por eso, cuando muy de vez en cuando, me para un cani, me dicen que sueno en el almacén del polígono o me pide una foto un currela de los que será currela para siempre, me emociono y verdaderamente me siento orgulloso de mi trabajo. Los de arriba de la foto son la sal de la tierra, la espalda del mundo. Y sin ellos estamos condenados a no vencer. Sin ellos el miedo no puede cambiar de bando. Quizás van en distintos camarotes pero vamos todos en el mismo barco. A pelear. Y a seguir metiendo caña en la tele compañero.